¡Ah! ¿Pero esto es la socialdemocracia?
La noticia de la detención de Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, ha sido el bombazo del fin de semana, no solo por ocupar el cargo que ocupa sino porque se perfilaba como el oponente de Sarkozy en las elecciones presidenciales francesas de 2012, con todas las posibilidades de ganar según las encuestas actuales. Eso lo sabían en Francia, y quienes seguían de cerca la política francesa, pues estaba cantado que Dominique Strauss-Kahn ganaría las primarias dentro del socialismo francés para optar al Elíseo. El hecho de que haya sido detenido lo ha puesto en la picota, y ya dirán los jueces si es inocente o culpable de lo que se le acusa, pero nos ha dado un aldabonazo en cuanto al camino que ha tomado la socialdemocracia europea, uno de los pilares de los logros del Estado de Bienestar: Willy Brandt, Olof Palme, Bruno Kreisky… Ahora resulta que quien iba a liderar el estado francés (todavía puede que lo haga) es la misma persona que ha dirigido el FMI, uno de lo consentidores de los desmanes que han llenado de pobreza esta planeta, susurrando piropos en los oídos de gente como Mubarak, y lavándose las manos en el asunto de las hipotecas basura que fue el desencadenante final de algo que habría colapsado de todas formas. La oposición a Sarkozy es este señor, el mismo que ha sido su cómplice en los últimos años desde el FMI. Si la socialdemocracia es lo que él representa, con sueldos multimillonarios, aviones privados, hoteles lujosos, planes de pensiones abusivos y oratoria que aconseja no subir los salarios; si esto es la alternativa a los halcones del neoliberalismo criminal, apaga y vámonos. Al final son los mismos, que se ponen camisetas de distintos colores para servir a un único amo: el dinero sin otra función que el propio dinero. Qué desastre.