Encuentros en la III fase
Ha habido una lelecciones locales y autonómicas con los resultados que ya conocemos y los políticos, los partidos y los comentaristas siguen subidos a la parra, como si todo eso se dirimiera en otro escalón de la existencia y el mundo real nada tuviera que ver. Los perdedores hablan de su derrota con escasa autocrítica, y lo que plantean es qué hacer con su partido; no ven más allá.
Los ganadores pregonan sus proyectos y tratan de extrapolar su victoria a unas posibles elecciones generales anticipadas. Ya sabemos que no hay correspondencia exacta entre unas elecciones y otras, aunque es evidente la tendencia, pero con el porcentaje conseguido el domingo el PP no alcanzaría mayoría absoluta, IU quintuplicaría sus escaños, los grandes partidos nacionalistas ocuparían un gran arco parlamentario y el PSOE se derrumbaría. Esa es la tendencia, sin duda, pero creo que no en esa medida, porque las elecciones generales tienen otras claves. Lo que sí echo en falta -hace tiempo y ahora más- es una conjunción de los políticos de todos lo partidos, empeñados en sacar a este país de la situación en que está. Si ya se saben unos salientes y otros entrantes, que arrimen el hombro, que hablen con los chicos de Sol a ver cómo se sustancia ese vago maremágnum de propuestas, que pongan firmes a los gobiernos autonómicos para que entren en un juego solidario, que dialoguen con los empresarios y los poderes financieros para empujar todos en la misma dirección. Pero no, aquí cada uno a lo suyo y la casa sin barrer. Es como si hubieran sido abducidos por la ansiedad de llegar al poder o el terror de perderlo. Para hablar con ellos de la realidad hay que tener un encuentro en la III fase, porque se olvidan de que el poder no debe ser un fin, sino un medio para organizar lo colectivo.