Publicado el

La obsesión por los senos femeninos

manet-edouard-die-blonde-mit-entbloessten-bruesten-1878-1062004[1].jpgSe podría entender perfectamente que hace cuarenta o cincuenta años hubiera curiosidad por ver unos senos femeninos, porque era asunto tabú, lo mismo que en el siglo XIX era imposible visualizar los tobillos descubiertos de una dama, siempre ocultos bajo enaguas inmensas, faldas como carpas de circo y botines. A nadie se le ocurriría que, medio siglo después, hacia 1930, ver los tobillos desnudos de una mujer fuese una novedad. Ya sé que los senos tienen otra mitología, y cuando en España empezó el famoso destape de los setenta tenía su explicación. Pero es que llevamos cuatro décadas viendo tetas de todos los tamaños, formas y colores, y francamente no parece una primicia. Sin embargo, hay revistas que basan su atractivo en una portada con una mujer mostrando los senos, y se pagan jugosas cifras si la fotografiada es una estrella del cine, la canción o incluso de la política (ha habido concejalas que se han mostrado desnudas en una revista). Lo que ya me parece casi enfermizo es que sea noticia que Sara Montiel, con 83 años, vaya a enseñar sus senos en una película, sobre el cadáver de cuerpo presente de su marido. Eso ya no es erotismo, es morbo de la peor ralea. Siguen empeñados en hacer del sexo un mercado, y me malicio que casi siempre eso va en detrimento de la mujer.

Publicado el

¿Alemania ya no es lo que era?

En una sonora frase de la película 55 días en Pekín, el embajador de un país europeo decía: «La Providencia, si existe, debe ser británica». Son los estereotipos que durante décadas nos han ido metiendo en la cabeza, unos venidos de fuera, otros nacidos en el patio de nuestra casa. Según el credo popular, los franceses son exquisitos, los italianos seductores, los norteamericanos unos patanes con dinero, los argentinos unos loros 2 junio.JPGde discurso brillante e inacabable, los japoneses la quintaesencia de la disciplina, y así cada nación ha conseguido su etiqueta. Pero generalizar casi siempre es un error, y más cuando vemos que esa etiqueta no se cumple cuando llega la hora de la verdad. Es cierto que los japoneses fueron ejemplarmente disciplinados después del terremoto y el tsunami, pero lógicamente hemos visto llorar a los japoneses, cosa que, según el tópico, nunca sucedería. Ahora, con el asunto de las muertes a causa de una bacteria, el gobierno de Hamburgo ha hecho la guerra por su cuenta, al federal de Berlín lo ha cogido con el paso cambiado y el instituto científico que es máxima autoridad ha ido a su bola. Alemania es en nuestra mente popular el paradigma de la eficacia y la organización, que esta vez han brillado por su ausencia, un desastre de coordinación. También tiene Alemania el cartel de la laboriosidad, y acabamos de enterarnos que trabajan menos horas que los españoles. ¿Será que Alemania ya no es lo que era o que en realidad nunca fue lo que pensamos? Los mitos falsos tienen estas cosas.

Publicado el

El CD Tenerife como metáfora de Canarias

Lo que ha sucedido con el CD Tenerife me recuerda al primer descenso de la UD Las Palmas a 2ª B. Viniendo desde las alturas de la Primera División el equipo se ha precipitado en un abismo sorprendente, porque al ser un equipo recién descendido estaba llamado a luchar por el ascenso. Pero algo ha pasado, y aunque ya es tarde para evitar el desastre no lo es para reflexionar y aplicarlo en el futuro. Aquí, allá y acullá los equipos de fútbol han servido para muchas cosas, y no siempre para metas deportivas. 30mayo.JPGCanarias casi siempre tuvo un equipo en Primera División, y en los peores tiempos han estado los dos en 2ªA. Ahora estamos en la peor situación posible, y desde luego lamento que el CD Tenerife haya descendido, porque las rivalidades y los piques están muy bien cuando ambos clubs están arriba, y eso es lo que esperamos ver algún día, aunque con la relación cada vez más directa que tienen el fútbol y el dinero ese proyecto puede resultar imposible. A lo mejor, si miramos un poco por la cantera, dentro de unos años (décadas tal vez) ese milagro sea una realidad. Aunque viendo (en cualquier actividad) cómo se menosprecia a los que se quedan y se enaltece a los que salen, para que once canarios ganen una liga tendrán que ir vestidos con las camisetas del Barça o el Real Madrid. Medallas de oro de Canarias son Molowny, Pedrito y Silva, grandes futbolistas vestidos con camisetas foráneas. ¿De los que hicieron su carrera aquí nadie merece tal honor? Se me ocurre, por ejemplo Germán Dévora, en opinión de muchos el más grande futbolista que ha dado Canarias. Pero, claro, sólo jugó en la UD Las Palmas. No es ninguna tontería y ya ven el resultado de esta baja autoestima colectiva de una tierra que tiene como himno la música de una nana.