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Políticas monetarias

Antaño, la política monetaria era uno de los elementos con que trabajaba cada estado, pero con el euro ese cometido lo tiene el Banco Central Europeo, que casi siempre está dirigido por un alemán o un francés. Es evidente que las fluctuaciones de estos dos países de fuerte economía no son las mismas que las de los estados más débiles, pero todos tienen que bailar al son alemán y francés, zzzmannnn.JPGcon todos sus problemas y ninguna de sus ventajas. Nos dicen que, fuera de la UE, al globalizarse la economía ahora todo es una reacción en cadena, pero yo lo que veo es que los únicos países que están en crisis profunda son los europeos, Estados Unidos y Japón, porque China es el banquero del mundo, India crece muchísimo y hasta Turquía ha crecido el año pasado un 8%. Todo esto me lleva a pensar que en la UE algo se está haciendo mal, porque se deja llevar por Estados Unidos, que dice una cosa para Europa y aplica para sí políticas distintas. Dicen que la semana pasada en Washington estaban cruzando los dedos para que los griegos no lograsen aprobar las medidas impuestas por la UE, lo que habría originado un cataclismo en la zona euro. Si Estados Unidos nos embarca en guerras inútiles (que cuestan vidas y dinero) y Europa le baila el agua, está claro que los norteamericanos no son leales con los europeos, porque seguramente piensan que les conviene una Europa débil. Está claro que falta unidad y liderazgo, y volver a la senda de los últimos cincuenta años. Si los yanquis quieren neoliberalismo, todo para ellos, a Europa le iba mejor cuando trataba de mantener el Estado de Bienestar.

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María Castro pinta la creatividad


zmozart1.JPGMaría Castro ha ido labrándose un estilo exposición tras exposición, unas señas de identidad que hacen que cuando se ve uno de sus cuadros uno sepa inmediatamente quién es la autora. Su larga trayectoria la ha hecho recalar en muchos puertos, pero encontró su camino cuando los ángeles entraron en sus cuadros y trajeron con ellos esa neblinosa luz hacia lo diáfano que se ha quedado como sello de una artista inconfundible. Su discurso se resuelve en dos planos que funcionan simultáneamente aunque a veces provienen de tiempos y dimensiones distintas. Si la anterior exposición de María Castro tomaba como tema la batalla de Trafalgar, con sus brumas marinas, el humo de los cañones y la frontera entre la vida y la muerte, ahora se engancha al espíritu de Mozart, pintando la inspiración del compositor, y extrayendo lecturas que van más allá de la música y que las hace válidas sin la figura del genio. Las curvas del río Salzach en la montañosa Salzburgo, las estribaciones alpinas y el bosque cercano de Kapuzinerberg son señales hacia la inmortalidad, lo mismo que la Viena a espaldas del Danubio, la luminosa Karlsplatz, con el palacio de María Teresa de Habsburgo al fondo. Los cuadros de María Castro captan el hálito de la creación en un paisaje en el que el talento se llama Mozart, pero también podría llamarse Herbert von Karajan, Thomas Bernhard, Paracelso o Stefan Zweig, personajes que hollaron aquellas tierras. Lo que pinta María Castro es le motivación del arte, la impregnación del aire alpino con la coartada de Amadeus.

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Pues hagamos curas masivas


El obispado de Madrid-Alcalá ha preparado unos cursillos para curar la homosexualidad. Es el mismo que hace unos años dictaba normas en los cursillos prematrimoniales, llegando al detalle de cómo tendrían que realizarse las relaciones sexuales entre hombre y mujer, ella debajo, por supuesto, y exculpando al varón si terminaba y dejaba a la dama a dos velas. Los consejos matrimoniales del clero podríamos tomarlos como parodia si no fuese algo tan serio, teniendo en cuenta que los sacerdotes no se casan y se supone que no mantienen relaciones sexuales. Es como si un panadero asesorase a Nadal sobre su estrategia para la próxima vez que se enfrente a Djokovic, o si el gremio de tejedores fallase el Premio Nobel de Química. Ahora vuelven con la cura de los homosexuales. Antaño los encerraban en psiquiátricos y les administraban electro-shock, y lindezas por el estilo. zznormal_IMGP1753[1].jpgPero ellos siguen empeñados en que la homosexualidad se puede curar. Para empezar, sólo son suceptibles de curación las enfermedades, y por lo visto no se han enterado de que hasta un organismo tan lento como la OMS hace años que estableció que ser gay no es una enfermedad. Es una opción sexual, cultural si se quiere, o biológica, qué más da, pues es el individuo quien libremente decide cómo y con quién realiza sus relaciones sexuales, y por supuesto también es muy dueño de ser célibe porque es libre. Tratar de curar la homosexualidad es como hacer terapias para que deje de gustarte la música de Mozart, que en vez de las morenas te gusten las pelirrojas o que te conviertas en un opositor militante de los macarrones con tomate. Creo que hay cosas que sí se pueden curar, como la avaricia, el abuso de poder o la hipocresía, pero nunca he visto que La Iglesia haya organizado cursillos para ello. Normalmente suele ocurrir lo contrario, pues la jerarquía, rodeada de un boato espectacular y carísimo, suele estar cerca del poder absoluto y abusivo y proclama hipócritamente lo contrario de lo que dice.Y fíjense que digo la jerarquía, porque los católicos y buena parte de los sacerdotes están muy lejos de eso, y desde luego merecen todo el respeto. Ellos sí.