Vaya morro
Los economistas no se ponen de acuerdo, y mientras unos dicen que el Estado tiene que ahorrar otro piensan que si no se pone dinero público encima de la mesa no se reactivará la economía. Lo segundo fue lo que hizo Roesevelt en la Gran Depresión, con grandes obras públicas que generaban empleo y este a su vez consumo. Esa es la cadena del capitalismo, pero los gurús de esta doctrina ahora están por cerrar el puño. Cuando un Estado cierra el grifo, los servicios públicos quedan dañados, porque yo no veo que prescindan de lo prescindible, de los suntuario y de lo inútil. En eso se gastan lo que haga falta, pero cuando se habla de Sanidad o Educación no se privan de cerrar centros de salud o de mandar al paro a miles de profesores, con lo que hacen un daño doble, uno a la economía y otro a la educación. Luego tienen el morro, como Esperanza Aguirre, de pedir un esfuerzo al profesorado. ¿Qué esfuerzo le pide a los que manda al paro? Y más morro el de María Dolores de Cospedal, que reduce el presupuesto de su comunidad un 20% pero antes ha subido la asignación a cargos y asesores. Ya es que ni se esconden. Y encima, con la progresiva burocratización de la enseñanza, la presión sobre el profesorado es tremenda. No entra sangre nueva en los centros y cada año la media de edad del profesorado es mayor, con los consiguientes achaques que aumentan por esa presión de los políticos que sólo quieren que rellenen impresos para mostrar estadísticas a los medios de comunicación. Luego se les llena la boca diciendo que hay que invertir en formación, y cada vez la enseñanza pública está más coja.