Gadafi o el aviso a navegantes
Hay confusión en torno a la noticia sobre la captura y muerte de Gadafi. Como siempre, hay muchos datos en las primeras dos horas, pero luego todo se para, señal inequívoca de que esas dos horas es el tiempo que tardan en controlar la información. Lo que se desprende de las noticias es que lo capturaron y le pegaron un tiro. Dejo a ustedes la valoración del hecho, pues hasta en los tiroteos del salvaje Oeste había reglas sobre disparar sobre alguien desarmado. No se especifican los detalles, pero lo que sí está claro que Occidente envía un mensaje a todos los que no se atienen a sus juego; es decir,
usted puede ser un sanguinario dictador mientras convenga a mis intereses económicos. Es un aviso a navegantes, que se inscribe en la misma línea de lo ocurrido con Bin Laden, aplicando tal vez un «derecho» de guerra muy particular, por llamarlo de alguna manera. Sadam Husein, Mubarack y Milosevic llegaron ante un tribunal, pero es lo mismo, y este es un mensaje para los dirigentes de Siria, Irán y quién sabe si para los respondones líderes sudamericanos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Como dicen que dijo Roosevelt (otros afirman que fue su Secretario de Estado, tanto da) «Somoza es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». Lo fueron también el Sha de Irán, Marcos de Filipinas, Pinochet o el propio Mubarack, y siguen siéndolo quienes gobiernan en Arabia Saudí, Marruecos, Kwait, Bahrein… Cuando ya no conviene, se arma a la oposición, o directamente se les echa encima la aviación de la OTAN o se cubren con la bandera de la ONU. Es una gran farsa, y que conste que Gadafi «no era bueno ni tostao» como dicen en mi pueblo. Y ahora, hasta los que lo han recibido con todos los honores, le han hecho regalos y lo trataron de amigo, corearán lo que se mande porque el tiempo de Gadafi ya ha terminado. ¿A quién le toca ahora?