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¿Quo vadis, PSOE?

Aunque algunos han comparado la situación actual del PSOE con la de la UCD en 1982, no es lo mismo, porque, de momento, el partido no se ha desintegrado como le ocurrió al invento de Suárez, y la arrasadora vistoria de los socialistas entonces tampoco es comparable a la del PP de ahora, puesto que entonces se hizo sumando votos y ahora se produce porque el adversario resta. Lo que sí se parece es la subida de las otras opciones, pues en aquella época llenaron el saco de votos rebotados de la UCD los partidos nacionalistas y puede que incluso el PCE ztitannis.JPG(entonces no existía IU). Y me hace gracia cómo los medios de uno y otro pelaje entonan el canto de la catástrofe política, porque dicen que España necesita un PSOE fuerte; es decir, se ha ido metiendo en la genética española el cromosoma del bipartidismo, y parecen decir que sólo el PSOE tiene la posibilidad de ser alternativa de poder. Puede que sea así, pero la experiencia nos dice que aquí los mismos colores duran en el poder al menos dos legislaturas, aunque con la crisis pudiera ser que el PP vea cómo los mercados, el paro, la deuda y la crispación social deterioran esa cómoda mayoría absoluta que, en tiempos normales, sería casi un seguro de vida. Pero en cualquier caso, creo que es el momento de que el PSOE renueve programa y rostros. Si como cabeza de cartel siguen apareciendo las caras del zapaterismo (incluso alguna del felipismo), mala cosa. No entiendo por qué ahora no puede haber líderes de 40 años si Felipe lo fue antes de esa edad. La ilusión podría volver a los votantes socialistas si, previa corrección total del discurso, aparecieran mascarones de proa que no sean más de lo mismo. Pero me temo que es vana esperanza, porque hay muchos que tratan de aferrarse al poder caiga quien caiga, y elegir a Rubalcaba o a Chacón sería como nombrar jefe de la naviera al capitán del Titánic y segundo a su primer oficial (de haber sobrevivido ambos al naufragio). ¿Quién compraría un pasaje para ese barco?

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Primaveras árabes

zz300px-Africa.jpgLos medios de comunicación de Occidente saludaron con gozo las manifestaciones de Túnez y Egipto. Se decía que era el despertar de la democracia de la mano de las redes sociales de Internet, pero lo que no entendieron -o no quisieron entender- que la democracia es mucho más que un formalismo, y que la cultura secular de los pueblos y los errores cometidos va trazando el camino de su futuro. La mayor parte de los problemas de los países africano provienen de una descolonización mala, en la que las metrópolis imponían sus gobiernos títeres que generalmente desembocaban en dictaduras. Luego se cambia una dictadura por otra, y los intereses económicos siguen dirigidos desde Londres, París, Bruselas, Washington, Roma o Berlin. Aprovechando el movimiento, las potencias tradicionales pensaron que podrían imponer una democracia con careta europea, pero son muchos siglos de maneras distintas de vivir y de pensar. Libia acabó en guerra civil, y ahora las fuerzas centrífugas de su historia tribal no van a poner las cosas fáciles a los propósitos que acarició Sarkozy al ordenar precipitadamente bombardear Trípolí cuando aún no se había secado la tinta del acuerdo forzado en la ONU. Colonizaron mal, descolonizaron peor y ahora quieren pintar Africa de un color europeo. Pero el óxido de tanto desatino sigue buscando la superficie.

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¿La culpa es de los funcionarios?


Napoleón fue quien inventó la figura del funcionario, para que cuando había relevos en los cargos se mantuviera encendida la luz del Estado. Llegan mandatarios nuevos, pero el funcionario es la maquinaria que hace que no se detenga la administración. Ese es el origen de los funcionarios y la razón de su continuidad, y algo debe tener el sistema cuando todos los países, sea cual sea su régimen político, democracia o tiranía, tienen funcionarios, porque los cambios se producen por arriba aún en regímenes perpetuos, y sería un desastre si cada vez se mueve todo y hay que empezar de nuevo. Luego, por extensión, llaman funcionarios a todas las personas que desempeñan un trabajo dependiente de una institución pública, porque hace un servicio indispensable, sea sanitario, educativo, judicial, de seguridad o de protección civil. Hasta los militares son funcionarios. Y, siguiendo la línea pensada por Napoleón, son los funcionarios los que mantienen siempre vivos los servicios básicos del Estado, porque aunque haya un gobierno en funciones o relevo en los ayuntamiento, los hospitales siguen abiertos, los niños reciben clases y la policía patrulla las calles. Y eso tiene que hacerlo alguien.
zzznnegrinnn.JPGPero. ¡ay! Como el salario del funcionariado sale de los impuestos que pagamos todos, resulta que la crisis parece provocada por policías, profesores, jueces, empleados de limpieza, bomberos, médicos, auxiliares de clínica, fiscales de la Audiencia y demás especies que cobran del erario público. Por lo visto, son una plaga de sabuesos insensibles, corruptos, voraces, gandules, avariciosos y todo lo negativo que se les ocurra. La inmensa mayoría cobra astronómicos salarios mileuristas (otros menos), y se les exige alta cualificación. La primera medida que se le ocurre a los gobernantes es reducir los salarios, quitar pagas extras, suprimir plazas de interinos y cargar de más trabajo a esos privilegiados que están devorando el Estado. La única medida que aplican es sablear al funcionario y cargarlo como una mula. Así están hoy los colegios, los hopitales, los cuerpos de seguridad y todo el funcionariado. Eso es lo que han hecho Cataluñas, Madrid, Euskadi, Castilla-La Mancha… Y la cosa sigue en cadena.
Ya sabemos de dónde proviene esta crisis y quien se ha hecho de oro en tiempos del pelotazo, pero nos han hecho creer dos cosas: que todos vivíamos todos por encima de nuestras posibilidades (nunca nos lo dijeron) y que el remedio es patear a los funcionarios. Pues imagínense una sociedad sin hospitales, sin policías, sin colegios, sin bomberos… Si no hubiera servicios básicos sería el caos, la selva, la prehistoria. Por cierto: en Alemania, Estados Unidos, El Reino Unido y Francia, países tan ejemplares ellos, también hay funcionarios. Por algo será.