De aquello polvos estos lodos
Seríamos ingenuos si calificáramos el asesinato a sangre fría de varias personas en una escuela judía de Toulouse como la obra de un loco, tal como sucedió en Noruega el verano pasado con la masacre de unos jóvenes reunidos en una isla frente a Oslo. Los locos de esta especie surgen de una base social ultraderechista, que es el caldo de cultivo para crear doctrinas que predican la destrucción de todo lo diferente. En Francia esta vez han ido contra los judíos, pero ya hemos visto que en toda Europa crece la fobia a lo que no entendemos, y eso se produce por el fortalecimiento de los grupos neonazis. Juancho Armas Marcelo comentaba hace unos días en su blog que resulta inquietante que hasta en las pasarelas de moda haya cada día más ropa y zapatos con corte nazi: botas de caña alta relucientes, cazadoras que recuerdas uniformes de la Gestapo, gorras de plato y visera muy características. Se empieza vistiendo esos atuendo belicosos y totalitarios y se termina matando a los diferentes. Curiosamente, ni los nazis hitlerianos ni los de ahora han dado un palo al agua, no han hecho aportación alguna a la sociedad y casi siempre descargan contra los que sí arriman el hombro, sea cual sea el color de su piel o su religión. Hace meses que denuncié en este mismo lugar que los grupos neonazis no se toman en cuenta en España y hay ayuntamientos que ceden sus instalaciones para que celebren actos de reafirmación, que son claramente anticonstitucionales y desde luego nada democráticos. Y es como una bola de nieve; si la dejamos rodar crecerá y puede que nos pase por encima.