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Hoy es el último día

sFoto0290.jpgHoy es el último día de una época. Cuando acaben este noche las elecciones andaluzas, sea cual sea el resultado, la revolución conservadora se quitará definitivamente la careta y empezará a talar el bosque. Parece que ni se han enterado de que hay convocada una huelga general, y tampoco creo que vayan a mover un cero en los presupuestos que anuncian para el día 30. Mañana empieza un tiempo nuevo en el que se trata de desmantelar el estado de Bienestar. Aprovechan una crisis provocada para hacer una auténtica reconversión. Se puede decir más alto pero no más claro. ¿Vamos a seguir tragando el miedo que fabrican?

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Viajeros y transeúntes

Durante siglos, esta ciudad fue sólo posada de transeúntes, que estuvieron entre nosotros apenas unas horas y quedaron con letras más grandes en la historia local que los que la iban levantando día a día con su esfuerzo. En las crónicas figuran visitas fugaces que han sido puntos de obligada referencia cosmopolita: Colón, Ovando, Elcano, Alfonso XIII, Unamuno, Carusso, Franco, Evita, Huston, Onassis, Amstrong… zzteataria[1].jpgY es curioso que se siga mitificando ese ir y venir de personajes célebres en un lugar como Canarias, porque una cosa es la Historia y otra el mito. Que una recóndita isla del Pacífico o de las costas de Terranova, por donde no pasan las grandes rutas, rememore el paso de un figurón tiene lógica porque es tal vez el único que ha tocado sus costas; pero eso no es novedad ni debería ser mito en Canarias, parada y fonda de todas las rutas marineras desde que hay noticias escritas de Occidente, por donde hemos visto recalar a medio enciclopedia Larousse, y que recibe a 12 millones de viajeros al año, mucho de ellos primeras figuras. Es frecuente ver cómo se rememora que si por aquí pasó, estuvo o vivió dos semanas este o el otro. Dos miembros de los Beatles estuvieron un par de días de juerga en el Puerto de La Cruz hace cincuenta años y sigue siendo motivo de comentarios. Pues nada, sigan apuntando, porque viene Bruce Springsteen y vuelve Sting, y a lo mejor les ponen una calle (no se olviden de Manolo Escobar), como al famoso tenor Stagno, que cantó una vez en esta ciudad y rotularon su nombre en la plaza que hay detrás del teatro. Siempre lo he dicho: esta es una tierra en la que son los transeúntes los que hacen fortuna.

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Ciencia y conciencia

Si tratamos de muertos y aparecidos, entidades de otras dimensiones o capacidades adivinatorias entramos más en una novela de Stephen King que en asuntos que podamos racionalizar. Sin embargo, cuando se habla de determinados temas, y aunque parezca a primera vista que embocamos la senda del esoterismo, lo secreto, para internarnos en lo irracional, no siempre es así. Pensemos que las culturas primitivas pensaban que un volcán era un castigo de los dioses porque ignoraban su naturaleza, y luego hemos visto que, aunque puede ser un fenómeno muy destructivo, es un mecanismo geológico explicable desde la ciencia.zpapacviencia.JPG Por eso no hay que echar en saco roto algunas investigaciones casi siempre denostadas por los académicos, que tratan de explicar desde la ciencia situaciones irregulares o extraordinarias, como por ejemplo el aumento de determinadas enfermedades ocasionadas por distintos fenómenos físicos y químicos, como las corrientes electromagnéticas o las emanaciones de gas radón en las fallas tectónicas. Hace unos días me he tropezado con una de esas curiosidades que generalmente desestimo de entrada porque suelen venir del palabrerío embaucador. Pero esta vez me detuve porque quien hablaba era Annie Marquier, una científica francesa afincada en Canadá, que afirma que el corazón humano tiene información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores que pueden influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones. Asegura que el corazón no es un órgano mecánico como el riñón o el páncreas, sino que tiene una especie de cerebro independiente. Y afirma: «Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor». Es decir, si hacemos caso a esta señora, uno se enamora con el corazón (que parece que se intuyó desde siempre), y cuando tenemos una corazonada que creemos intuitiva no es tal, sino la consecuencia de un razonamiento realizado por ese cerebrito adicional que dice que tenemos en el corazón. En todo caso, la ciencia avanza a menudo por caminos muy complejos, pues ya me dirá ustedes si no es para pensar que Einstein era un chamán cuando hablaba de la curvatura del tiempo. Claro que él aportaba ecuaciones y desarrollos matemáticos, y aunque sería bonito creer a Annie Marquier, no sé si ella podría aportar ante especialistas evidencias científicas de lo que dice, o sus teorías son solo charlatanería para vender libros de autoayuda.