Huelga de información
Este fin de semana voy a declararme en huelga informativa. Después de una semana en la que a todas horas la radios nos aterrorizan con anuncios apocalípticos, que los medios digitales informan al minuto de las peripecias de la prima de riesgo y que nadie parece saber qué va a pasar, prefiero ausentarme del mundo exterior, hacer un bucle y entrar en el territorio de la fantasía, que tampoco es muy ajeno al real, porque nos hablan en los medios de conceptos inasibles. Hasta la Baronesa Thyssen ha puesto en venta un cuadro muy valioso para tener liquidez, que a su nivel es como cuando los pobres van al Monte de Piedad con las alianzas de boda. Crisis ha habido muchas y de todas se ha salido de una forma o de otra, pero en esta la sensación es que los que van al timón no saben cómo afrontarla. Y vuelve la crítica a los responsables públicos, sean políticos, dirigentes de corporaciones económicas o reguladores del mercado financiero. No se entiende muy bien por qué de las zonas económicas del planeta que mueven monedas y crean mercado (Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, China, Brasil y Eurozona) la única que no levanta cabeza es la nuestra. Está claro que Bruselas y el BCE algo están haciendo mal, y la dictadura berlinesa de la Mamá Grande suena a reprimenda a los países del sur, pero a la larga acabará salpicando también a Alemania. En fin, que ya ha pasado otro viernes, y a los que piden que Rajoy hable y explique les digo que no se afanen, que a lo mejor callado está más guapo, porque cada vez que habla sube el pan.
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(El cuadro de la foto es La esclusa, de John Constable, que es el que ha puesto en venta la Baronesa)