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Impulsar un mejor estado de ánimo colectivo

Nos han dicho por activa y por pasiva que la situación económica de España es mala, nos han culpabilizado de casi todo y desde arriba tratan de salvar a los de siempre. Políticos, empresarios, banqueros, economistas, periodistas especializados y todos los que se acercan a un medio pelean por ver quien dice la cancaburrada más grande. Seguramente esto obedece al propósito de crear miedo colectivo, y está demostrado que tenerle miedo al miedo es lo peor que puede pasarle a una sociedad. No se trata de crear ilusiones imposibles y ocultar la realidad, pero es que por encima de la gente cuelgan muchas espadas de Damocles (EREs, reducción salarial, pensiones, servicios sanitarios…) Nadie da respuestas. Es posible que no las tengan, pero sí que tienen la lengua muy ligera para meter miedo. Así, la gente está crispada, hay dos generaciones de jóvenes que ya no saben dónde mirar y desde las altas esferas se juega con secretismo, indolencia y en muchos casos aprovechando el río revuelto para su ganancia.
zzzzgFoto0392.JPGY esto tiene que cambiar. La situación es difícil, pero hay que encararla entre todos. Y todos quiere decir que no sea solo un sector de la sociedad (los más débiles) el que pague el pato. Con tanta avaricia, al final los poderosos también verán tambalearse sus beneficios, porque si no hay quien compre nadie puede vender. Y esto vale para los países poderosos del norte, que basan su economía en el exceso de producción industrial, y para los más ricos de España. Hay mucha celeridad para congelar, rebajar y hasta quitar pagas de Navidad pasando por encima de La Constitución, pero cuando se habla de la parte de los políticos y los poderosos los plazos se dilatan y se huele que es un capotazo a la realidad (reducción de concejalías para dentro de no sé cuántos años, reforma del Senado no se sabe para cuándo, revisión de los salarios y de los gastos de los políticos de acuerdo a reducción aplicada a los empleados públicos…)
Y a esta sociedad, especialmente a los más jóvenes, hay que encenderles una luz hacia la que dirigirse. Los políticos, los empresarios y todos los que controlan los hilos tienen una ocasión de oro para lucir eso que llaman grandeza y que se demuestra precisamente en los momentos más difíciles. Será que soy todavía algo ingenuo, pero sigo esperando ese giro colectivo, en el que todos caminen hombro con hombro hacia la recuperación económica. En tiempos de bonanza cualquiera puede venderse como un líder de cartón-piedra, pero en los momentos duros hace falta liderazgo pata negra y manos de todos los colores y tamaños empujando detrás. Esa actitud colectiva es la que en momentos complicados ha hecho grandes a Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, Francia… ¿Es que España solo puede ser grande en un campo de fútbol o en una cancha de tenis o baloncesto? Nadal, Gasol y Casillas están muy bien, pero no es suficiente, porque la grandeza del deporte es un espejismo, y ahora necesitamos grandeza de la otra, de la que brilla menos y hace futuro.

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Libertad religiosa y fundamentalismo

zzztDSCN3784.JPGLas noticias que llegan de Mali son cada vez más preocupantes. Los radicales salafistas se han hecho con el control de muchas poblaciones, en la que aplican la Sharía o Ley Islámica, que determina terribles castigos físicos a quienes no cumplen a rajatable los preceptos que ellos han decidido. La Sharía no es una ley coránica, es una interpretación, y por lo tanto depende del fundamentalismo de cada grupo, pero el caso es que cortan brazos a los ladrones, dan palizas por jugar al fútbol y llegan a la muerte por lapidación en caso de adulterio. Esto sucede ahora mismo en el África cercana, pero brotes de todo eso hace años que se dan en Europa, especialmente en Francia y Holanda. En España, el asunto empieza a preocupar, porque desde algunas mezquitas se predica la Sharía y existen grupos de radicales que tratan de que se cumpla. Hay muchos casos de palizas porque una mujer no lleva velo (a veces al padre o al marido por permitírselo) y otros asuntos más graves. La religión es algo íntimo y personal, pero cuando se convierte en ley civil gobernada por el fanatismo estamos retrocediendo siglos, pues estas cosas también pasaron con el cristianismo, y para corroborarlo basta nombrar la Inquisición. Uno creía que el siglo XXI sería más tolerante, pero estamos entrando en un túnel tremendo.

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Lecturas de verano

Cuando hablamos de lecturas de verano hay dos verientes: la primera es que nos llevamos a la playa libros ligeros, con escasa enjundia y que son solo un entretenimiento; es decir, para esta corriente un libro de verano es un texto con fecha de caducidad, bien porque trata temas muy puntuales, bien porque carece de profundidad y se queda en lo barrido. A este sector pertenecerían los libros de divulgación con poco fondo y las novelas olvidables pero que hacen pasar el tiempo.
zz67Foto0434.JPGLa otra versión de las lecturas de verano son los grandes tochos, que la gente guarda para cuando tiene más tiempo, y ahí puede entrar de todo, la única condición es que sea un libro voluminoso, que dure. Recuerdo que alguien me contaba que la enormidad de la obra de Proust la leyó durante varios veranos, y otra persona aprovechó una vacaciones para meterse entre pecho y espalda las tres novelas de Millenium. Por mi parte, no suelo hacer distinciones, pero sí que recuerdo una vacaciones en las que mi compañera de hamaca fue el Ulises de Joyce. Yo era entonces un veinteañero y los que iban de entendidos me comentaban que era un libro sublime, que alguien que tiene interés por la literatura (y más si la hace, yo empezaba entonces) tenía que conocer esa joya. Soy disciplinado y no me salté ni una página, pero no disfruté ni un renglón. No me gustó. Con el tiempo, volví sobre esa novela tan afamada y dicen que tan crucial, pensando que tal vez en la madurez la disfrutaría. Tampoco, me sigue pareciendo un ladrillo pretencioso. No me gusta pero la conozco página a página, y he pillado a más de uno en renuncios claros, cuando diserta sobre el libro y se nota a la legua que habla de oídas, porque ni siquiera por disciplina pudo con él. Seguramente es muy buen texto y abrió caminos, pero desde luego yo nunca lo recomiendo a alguien a quien quiero captar para la secta de los lectores.