El mito de Cubillo
La muerte de Antonio Cubillo hace que entre en la historia una figura que ya en vida rozaba el mito. Entre el silenciamiento que sufrió durante años y sus apariciones distanciadas en el tiempo, se fue creando una imagen mítica de un personaje que tuvo un gran protagonismo en los años de la Transición. Estoy convencido de que Cubillo no medía esas apariciones y que todo ha sido fruto de las circunstancias, pero si alguien hubiese querido fabricar un mito habría seguido exactamente los pasos que la vida le llevó a dar a Cubillo.
El nacionalismo canario es una especie de nebulosa que se confunde entre los que se autoproclaman como tales y los que desde otra línea tratan de unir este tiempo con el post-romanticismo de Nicolás Estébanez y Secundino Delgado. Al final, se desconoce en profundidad la obra y el credo de estos dos pioneros del independentismo, y no solo porque no interese su difusión, sino porque es un pensamiento para un tiempo que dista ya más de un siglo y desde lugares tan lejanos como París o Caracas. Cubillo trató de unificar y actualizar ese pensamiento, y en ello invirtió su vida política, que incidió en su forma de sobrevivir en las últimas tres décadas. Hay mucho por saber sobre esta figura y sobre los hechos que se produjeron a su alrededor a veces impulsados por las cloacas del estado. Cubillo entra definitivamente en el mito y probablemente ahora empezaremos a saber más sobre su vida y su pensamiento. Opiniones habrá a favor y en contra, pero siempre es bueno conocer nuestra historia, y Cubillo es sin duda un referente de un momento concreto de nuestro pasado reciente.