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Cervantes al escritor total

Otorgarle el Premio Cervantes a José Manuel Caballero Bonald es un acto natural, porque es uno de los grandes literatos en nuestra lengua; y al utilizar el término literato me refiero a que no es solo un gran poeta, un magnífico novelista, un ensayista profundo, un articulista mordaz o un memorialista inteligente. No. Es un gran escritor en cualquier género, y ha tenido la fortuna de que así se le ha reconocido desde el principio. Esto, que parece lógico, no es frecuente, porque Vázquez Montalbán fue un excelente poeta y siempre fue un novelista que escribía poemas, Eduardo Mendoza es un magnífico autor teatral y tiene la imperecedera etiqueta de novelista, Luis García Montero o Luis Antonio de Villena son reconocidos poetas que por lo visto como pasatiempo de fin de semana escriben algunas novelas.
Esa escritura total reconocida se da pocas veces, y un caso paradigmático, y también escaso es el de Caballero Bonald, en que literatura ha hecho de todo y bien, se ha internado en distintos caminos poéticos con acierto, ha contado medio siglo de España al escribir sus memorias y en la novela, lo mismo ha hecho relato introspectivo (En la casa del padre), que novela de reivindicación ecológica (Ágata ojos de gato) o novela menos complicada con intenciones de llegar a muchos lectores, como cuando fue finalista del Planeta con Toda la noche oyeron pasar pájaros, una narración que toma el título de una frase del Diario de Colón y que cuenta una historia alrededor de viaje del Descubrimiento de América. Lo ha hecho todo y lo ha hecho bien, por eso podemos decir que estamos ante uno de los autores más completos de nuestra lengua.
zzxcvFoto0208.JPGPara muchos, ha tardado en llegarle el Cervantes; siempre tarda, o nunca llega. Hay grandes nombres que murieron o morirán sin alcanzarlo, pero eso es lo de menos. Ahora Caballero Bonald no es más grande que ayer, hace mucho tiempo que es reconocido como uno de los escritores imprescindibles de nuestro ámbito; y sin perder ese gracejo jerezano, que es el colmo de la simpatía a mitad de camino entre Cádiz y Sevilla. Esa manera de mirar el mundo está en su literatura, si bien es capaz de rompernos los esquemas con poemarios tan particulares como Pliegos de cordel o Manual de infractores, o el atrevimiento de escribir una autobiografía en verso, como ha hecho recientemente en su libro Entreguerras.
Por lo tanto, el Cervantes ha llegado esta vez a tiempo de reconocer a un escritor total, que fue contemporáneo y cómplice de muchos movimientos y otros tantos grupos, pero que en realidad no perteneció a ninguno, tanta fue su pasión por la independencia hasta términos casi exagerados. Por eso hace muchos años que vive en su casa de la desembocadura del Guadalquivir, tal vez como reafirmación de su espíritu gaditano, sevillano y andaluz que piensa y escribe en el español que se habla desde Irún hasta Tierra de Fuego.
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(Este trabajo fue publicado en la edición impresa de Canarias7 del día 29 de noviembre)

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Cosas del diablo

zzrDSCN4056.JPGHace unos meses que se habla de las posesiones diabólicas más de lo normal, y he escuchado que hay una corriente en el Vaticano que critica duramente la poca atención que a este asunto le ha prestado La Iglesia en las últimas décadas, concretamente desde la llegada de Juan XXIII al papado. Después de su muerte, libros y películas sobre exoscismos y posesiones diabólicas nos han invadido, aunque ningunas con el impacto de Semilla del diablo (1968) y El exorcista (1973). Luego ha habido historias que rozan ese asunto, como las distintas series vampíricas, que en su mayor parte no se atienen a lo que se supone es el canon del asunto, y nacen así arquetipos de ficción difícilmente encajables en los moldes clásicos. La crítica desde dentro del Vaticano es que al no prestar atención al fenómeno diabólico este ha crecido sin freno, y hace buena la frase de Charles Baudelaire en su relato Le Joueur genereux (1864), donde dice que «El mejor truco del diablo es convencernos de que no existe», cita utilizada luego en la magnífica película Sospechosos habituales (1995). El caso es que por lo visto La Iglesia se rearma contra el diablo, como muestra una información en la que se asegura que la diócesis de Milán ha doblado la plantilla de exorcistas. Mira por dónde, una profesión con buena salida.

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La pornografía del fútbol de élite


zPIE BALON[1].JPGCuando en España hay casi seis millones de desempleados, cuando se reducen las prestaciones en Sanidad, se mutila la Educación y se recorta en servicios sociales; cuando miles de personas se ven en la calle porque les han quitado la casa, cuando las colas en los comedores sociales son cada vez más largas, el baile de millones entre las estrellas del fútbol nos hace sonrojar. Los cantantes han tenido que bajar su caché, los actores sobreviven como pueden, los escritores que tienen la fortuna de vivir de lo que escriben han visto mermadas sus entradas, los pintores y escultores abaratan su obra para poder seguir adelante. Todo el mundo soporta y colabora en el reajuste de esta sociedad, mientras que las grandes estrellas del balompié siguen discutiendo por millones aquí y allá. Ahora se dice que Cristiano Ronaldo quiere un contrato mejor con el Real Madrid. Cobra unos 10 millones anuales libres de impuestos, lo que supone al club millón y medio más porque paga su 15% a Hacienda. Si le renuevan el contrato a 15 millones como parece que pide, entra la nueva ley sobre impuestos a extranjeros y pagaría el 45%, con lo que entre una cosa y otra el Real Madrid tendría que desembolsar el doble que ahora. Y la gracia es que se lo piensan, y hasta hay periodistas que defienden esa operación porque el muchacho por lo visto patea el balón muy bien y cobra menos que Messi. Ese es otro, que con su carita de niño humilde y modosito baila en millones. Y sucede sencillamente porque se los pagan, y siempre hay dinero para eso. No me digan ustedes que hablar de esas cifras escandalosas en estos tiempos no es pornografía.