Paradójica incomunicación
Hay medios de comunicación con extraordinarias posibilidades, y la televisión lo es, pero resulta que justamente esas posibilidades están siendo utilizadas hasta el máximo para destruir cualquier tipo de sociedad civilizada que se precie. Es un instrumento adormecedor de las conciencias y alentador de cuantas estupideces es capaz de hacer el ser humano. La radio tiene todo tipo de programas, desde los deportes hasta el debate, la filatelia, la música, la literatura y la gastronomía. También las grandes cadenas obedecen los dictados de sus amos, pero hay todavía espacio para buscar horas de entretenimiento, información y cultura. Con la prensa escrita pasa lo mismo que con la radio. Hay prensa del corazón, hay periódicos que sirven a determinados intereses, pero siempre queda un resquicio para el debate, la controversia y la razón. Lo triste es que Internet, que es otro medio de comunicación de posibilidades increíbles hace tan solo unos años, va camino de convertirse en otro gran instrumento destinado a idiotizar. ¿Y los móviles-Ipads-tabletas…? Ya es un vicio. ¿Para qué quiere un trasto de esos un niño de 12 años? Claro, es otra manera de sacar dinero, con mamarrachadas, musiquillas y concursos televisivos que se autosufragan a través de la factura del teléfono. Otra cosa es la utilización de la red como instrumento de información y educación, pero eso es lo que menos se hace. Desde luego que no me niego a los avances tecnológicos, pero me da escalofríos pensar en las horas que se pasa la gente viendo páginas insulsas, metida en chats estúpidos o escribiendo mensajitos totalmente prescindibles. Y se da la paradoja que con tantas posibilidades de comunicación, vivimos posiblemente la época en la que más que nunca el ser humano se siente aislado.
porque ahora los meten todos en el mismo saco), desde los pata negra a los «aproximados» de toda la vida. Y es que publicar un libro que tenga éxito es una lotería, tiene que estar bien escrito, ser interesante, enganchar al lector, que encima siempre sabe que se trata de una ficción.