Publicado el

¿No te interesa? Pues tiene que ver contigo

zzzzzzzz4[1].JPGCuando se habla de los fichajes y salarios millonarios de los futbolistas de élite, siempre hay alguien que te dice que el asunto no va con él, que el fútbol no le interesa. Cuando se hace una crítica a determinadas posturas y acciones de la jerarquía católica, también aparece alguien que dice que ese asunto de la religión no le concierne, que le da igual. Pues no es así. Un futbolista cobra una millonada (aparte de lo que ha costado el traspaso), el equipo consigue ese dinero a través de la publicidad o de los derechos televisivos, y las cadenas reúnen ese dinero nuevamente con la publicidad. O sea, que cuando se compra unas zapatillas se paga de paso el salario del futboluista que las anuncia, porque va en el precio. Algunos dirán que no usan zapatillas, pero sí toman yogourt, beben cerveza, consumen productos imprescindibles o contratan servicios diversos, que en el precio llevan el gravamen de la publicidad-televisión-fútbol. Es decir, sin darte cuenta, de tu bolsillo sale una parte del salario de Cristiano Ronaldo, del pastizal que han pagado por Neymar y hasta de los cientos de millones que los equipos deben a Hacienda y no pasa nada. En cuanto a La Iglesia, pues eso, seas o no creyente, la tremenda influencia de la jerarquía en estados como España incide en asuntos tan sensibles como la educación, la discriminación de la mujer, la libertad de opción sexual y otras muchas cosas en las que el poder eclesiástico se mete con la connivencia de las fuerzas conservadoras y la sumisión de las que se dicen progresistas. Por eso, cada vez que me entero de que ha hablado un obispo o han pagado un dineral por un futbolista, se me afilan las orejas, porque me afecta en las leyes o sé que me tocará pagar cuando compre un yogourt. Y como a mí, a todo el mundo, le guste o no el fútbol y sea o no creyente.

Publicado el

Cauces

zzzzcultFoto0220.JPGLos canarios son muy creativos en todas las facetas de la actividad humana. No entiendo entonces por qué se niega tan a menudo la capacidad creadora de los artistas canarios si se reconoce la imaginación en la agricultura, el turismo o la supervivencia. No todos los que escriben poesía son poetas, pero les aseguro que hay grandísmos poetas, ni todo el que tiene una guitarra es compositor, pero hay excelentes compositores; y así en todo. Canarias ha padecido todas las crisis del mundo, pero nunca la creativa. De modo que las carencias de eso que llamamos cultura hecha en Canarias no están en la creación, sino en la difusión y el conocimiento de lo que se crea. La solución es obvia: no hay que estimular, promocionar o subvencionar a nadie para que escriba, pinte o baile, hay que dar a conocer lo que existe, pues la creación nace por sí misma pero la difusión necesita cauces que no están en las manos de los creadores. No hay más: así de sencillo y así de complicado.

Publicado el

Habrá que aprender idiomas

zzegipt.JPGNo me refiero al inglés ese que se dilata en el tiempo y es un propósito eterno. Me refiero al idioma para entender el mundo. Lo de Egipto me rompe los esquemas, porque a estas altura ya no entiendo nada. El ejército toma el poder, expulsa a quienes han sido elegidos por las urnas y los gobiernos del mundo mundial no se atreven a llamar a eso golpe de estado. Claro que, el asunto es complejo, porque los elegidos querían llevar poco a poco al país hacia la teocracia islámica. Una cosa no quita a la otra, el problema es que se rompe una regla de oro, y es que el poder está en pueblo. La pregunta ahora es si es más pueblo el que grita concentrado en una plaza o el que votó hace año y medio; o al revés. Ya digo, la confusión es terrible hasta en lo teórico. A Occidente, lo que le interesa es que Egipto, un estado que es el centro político de gravedad de todo el mundo árabe y aun del islámico, sea estable, y le da igual el sistema que lo gobierne, pero no olvidemos la reciente historia de la RAU o de la Liga Arabe para entender que lo que ocurra allí será espejo de lo que pase en otros países. Ya ocurrió con la llamada Primavera Arabe. Así que este siglo XXI viene muy raro, en un lenguaje que yo cada día entiendo menos.