Profesor, yo quiero vivir en España
A ver, queridos niños y niñas; ahora que comienza el curso, quiero que sepan que en los países democráticos existe un documento que organiza la convivencia de los ciudadanos. Se suele llamar Constitución. Veamos, por ejemplo, algunos de los derechos fundamentales en la Constitución española:
Artículo 31
1. Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio.
-Y no pasa como aquí, profesor, que los ricos casi nunca pagan.
Artículo 35
1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
-Claro, señorita, y no le pasa como a mi tía Hortensia, que la echaron del trabajo porque engordó.
Artículo 43
1. Se reconoce el derecho a la protección de la salud.
2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios.
-Huy, eso estaría bien, porque mi madre lleva año y medio en lista de espera para que la vea el cardiólogo.
Artículo 41
Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo.
-Mi tío lleva mucho tiempo en el paro y ya no le dan ninguna ayuda.
Artículo 50
Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio.
-Pues mi abuela es viuda, cobra poquísimo y le va a quitar la casa porque no puede pagar el alquiler. ¿Cómo dice usted que se se llama ese país tan democrático y que tiene esa Constitución?
-España, hija.
-Pues, señor profesor, a mi me gustaría vivir con mi familia en España, porque mi tía tendría trabajo, mi madre podría ir al médico mañana y mi abuela cobraría una pensión con la que podría pagar el alquiler. Profesor: YO QUIERO VIVIR EN ESPAÑA.
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(El post es un claro plagio de aquellos chistes que se contaban sobre la antigua Unión Soviética, que muchos recordarán. La ilustración es un cuadro del movimiento Macchiaioli, realismo impresionista italiano).
Hay fechas que tienen un sello especial, pero ninguna como el 11 de septiembre. En esta fecha, se conmemora un gran dolor colectivo o una victoria histórica, y parecen coincidir en este día hechos que luego quedan para la memoria y para los libros de historia. Por eso no todos lo recuerdan igual, pues para unos significó lo contrario que para sus adversarios. Los catalanes nacionalistas o españolistas lo tienen por símbolo de independencia o de la españolidad de Cataluña; los neoyorkinos tienen un dolor de tres mil muertos clavado en su ADN, que es a la vez logro histórico para los fundamentalistas islámicos; los chilenos demócratas recuerdan ese día a Salvador Allende y los conservadores a Pinochet. Por desgracia, hay más 11 de septiembre, y no los conmemoran igual los palestinos de Septiembre Negro que los israelíes, los rusos que fueron invadidos por tropas norteamericanas e inglesas para luchar contra la revolución bolchevique, los pakistaníes que aclaman su independencia y los británicos que tuvieron que cederla… Y así muchos más hechos que, curiosamente coinciden el 11 de septiembre.