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Oportunidades perdidas, vamos sin conductor

Se puede pasar por el liderazgo de una sociedad y hasta tener letras un poco mayores que la media en los libros de historia si el momento en que se ocupa un puesto dirigente es de opulencia o al menos sin demasiados escollos. De esa manera, sabemos de docenas de reyes, presidentes, alcaldes y alcaldesas que hasta tienen plazas y estatuas porque condujeron un vehículo que iba medianamente bien y nada pasó porque fueron capaces de no dar volantazos. También es cierto que en estas etapas de cierta tranquilidad seguramente hubo figuras de gran valía que, precisamente porque no eran tiempos demasiado difíciles, no tuvieron la oportunidad de demostrar su carácter y su talento político en situaciones en las que hay que dar la talla. zzzl liderasgoa foto.JPGJulio César puso la semilla de un imperio y una civilización capeando muchos temporales, Churchill aguantó en solitario el pulso a Hitler cuando Francia desapareció y las dos grandes potencias aun estaban fuera de la guerra. Y lo hizo con talento, transmitiendo su fuerza moral a todos los británicos y enviando así un mensaje a las naciones que habían sido arrasadas por los alemanes. Por eso es una figura de gigantescas proporciones. La historia le dio la oportunidad y estuvo a la altura. Podríamos decir lo mismo de Indhira Gandhi, Nelson Mandela, Benazir Butto y otras figuras que se ganaron a pulso su lugar en la historia.
Salvo que ocurra algo importante que me haga cambiar de opinión en los próximos diez minutos, estoy convencido de que en esta generación de dirigentes no hemos tenido suerte. El siglo XXI ha dado muchas oportunidades para que se manifestara el temple, el liderazgo moral y el talento político de quienes estuvieran en los lugares de decisión. Nadie, ni una sola persona a ningún nivel ha sabido aprovechar esa oportunidad única que suele dar la historia, no se vislumbra en el paisaje una figura referencial. Nadie, un desierto. Está claro que los mejores no están en política, y no es solo que la dirigencia carezca de esas virtudes que suelen ser un don, es que en este tiempo abunda especialmente la estulticia. Repasen si no, y en los distintos estadios no hay siquiera un Adolfo Suárez, que con todos sus errores y sus carencias tenía un plan para un estado y trató de sacarlo adelante, o un Juan Rodríguez Doreste, que le dio impulso y alma a la ciudad. Ni siquiera eso. Obama, Merkel, Rajoy, Mas, Rivero, todos, han tenido ocasión de ser grandes pero no tienen ese don; por eso vemos solo mediocridad, torpeza, intereses, vanidades de parvulario y confusión. Cuando ocurre esto, se instala el miedo del que las alimañas sacan rendimiento.

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El mundo no empezó ayer

Con tanta tecnología, la gente menor de cierta edad cree que la civilización ha empezado con ellos. Es más, muchos creen que la inventaron ellos, y miran a las generaciones mayores con cara de pena porque suponen que en épocas anteriores a ellos éramos unos cavernícolas que casi no conocíamos la rueda o el fuego. Circula por ahí una especie de chiste en el que un joven se chuleaba frente a un hombre entrado en años, con una arrogancia que parecía que todo lo había inventado él.
-¿Qué hacían ustedes en un mundo tan aburrido, sin satétites artificiales, móviles, ordenadores, wi-fi, airbag, gafas polarizadas, fibra óptica, aire acondicionado, microondas, televisión interactiva, vitrocerámica y otros avances tecnológicos?
-Pues te lo diré -le contestó el que peinaba canas-: como solo existía la nada (bueno, ya había neveras) y nos aburríamos mucho, nos dedicamos a investigar, y así es como hoy tú tienes acceso a satélites, móviles, ordenadores, wi-fi, airbag, gafas polarizadas, fibra óptica, aire acondicionado, microondas, televisión interactiva, vitrocerámica y otros avances tecnológicos. Eso es obra nuestra, no tuya, aunque cometimos un gran fallo.
-¿Cuál? -quiso saber el muchacho.
-Se nos olvidó investigar cómo evitar que haya soplagaitas.
La muestra de que muchas cosas que parecen nuevas existían desde hace muchísimos años son los famosos selfies. Es la gran novedad en los últimos meses, y consiste en hacerse una autofoto con un teléfono móvil, bien sea en solitario o en grupo. La gracia consiste en que el que pulsa el obturador de la cámara también sale en la foto. Resulta que eso se ha hecho siempre usando varias técnicas, pues se podía utilizar un cable y pulsar a distancia o bien programar un temporizador (mecánico, no informático); así, el que pulsaba corría, y cuando la cámara disparaba él también estaba en el grupo. En resumidas cuentas: el mundo no empezó ayer.

zzzzzselfie.JPG(Hay un selfie que se realizó en 1920 en Nueva York, por cinco fotógrafos de la empresa Byron. En la ilustración del post -tomada de Tribuna Global– se ve, a la izquierda, a los fotógrafos haciendo la foto, y a la derecha el resultado. Este pasa por ser el primero que se conoce, aunque hay quien afirma que se hicieron selfies desde el principio de los daguerrotipos, a mediados del siglo XIX).

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Spain is different

Cuando la prevista liquidación de la dictadura franquista, acordada en las conferencias de los luego vencedores de la II Guerra Mundial en Casablanca, Teherán y Yalta (primero Mussolini, después Hitler y al final Franco), fue retrasada en Postdam y cancelada al principio de la Guerra Fría porque vieron mejor mantener un régimen anticomunista, España acabó por ser admitida en la ONU, y Estados Unidos apoyó el franquismo con las bases de Torrejón, Morón y Rota, y la bendición final de la visita del presidente Eisenhower en 1959. Por entonces hubo un embajador norteamericano que era muy activo socialmente, así como su esposa, y no se perdían ningún sarao de relumbrón. Así, conocieron a toreros, marqueses y tonadilleras, en tablaos, procesiones y cacerías. Finalmente, el embajador fue trasladado. Cuenta la leyenda urbana que, mientras la esposa del embajador caminaba hacia la escalerilla del avión, un joven reporterozzzdifferent.JPG (ahí ponen a Tico Medina, Alberto Oliveras, Soler Serrano…) le preguntó qué impresión se llevaba de España, a lo que la buena señora, que nunca acabó de entender la complejidad pintoresca de nuestro país, entre El Lazarillo de Tormes y Picasso, contestó, después de dudar mucho: «Spain is… different». La expresión hizo más fortuna que la de Hemingway («España es el último buen país»), hasta el punto de que, cuando en 1962 el ministro Fraga quiso crear una marca turistica, utilizó esta frase como slogan.
Ante el contagio en su territorio de una persona por el virus del ébola, la comparación entre un país occidental desarrollado como Estados Unidos y otro «different» muestra detalles como estos: Obama se dirige al pueblo sin tapujos y se pone al frente de la crisis en hora y media; se mantiene el anonimato de la persona afectada; se aisla inmediatamente a las personas que han tenido trato con la contagiada; se pone en cuarentena (no se sacrifica) a la mascota de la persona afectada; se procede a la desinfección inmediata de la vivienda, el coche y los enseres de la cantagiada; los responsables políticos y técnicos reconocen públicamente que ha debido haber un fallo en los protocolos, sin culpabilizar a nadie y menos a la víctima; se comunican con el vecindario de la afectada; se cuida exquisitamente la dignidad de las personas enfermas… Y todo en lo que dura un partido de fútbol.
Ya que es exactamente al revés de cómo se ha hecho (o no se ha hecho) aquí, hay que reconocer que la esposa de aquel ya lejano embajador norteamericano tenía razón; «Spain is different».