La décima edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria nos deja la resaca de la duda, cuando estábamos convencidos de que este festival era ya inamovible, como el de Música o el de Ópera. Yo quiero pensar que lo que ha habido es una serie de errores encadenados y que nadie ha querido poner cargas de profundidad a un evento que ha costado mucho trabajo levantar y que ha puesto a nuestra ciudad en el mapa cinematográfico.
Espero que, a un año vista, se programe de acuerdo a las posibilidades que se prevean, porque un festival pequeño también puede ganar prestigio si se hacen las cosas con seriedad y diligencia. Habría que decir que un festival como este, que da nombre y proyección a la ciudad y a la isla, debe contar, además de con las instituciones, con el empresariado turístico, que está muy presto a pedir y por lo tanto tiene que arrimar el hombro en la promoción de la isla, porque en años de vacas gordas ha obtenido beneficios a los que no son ajenas las actividades de los organismos oficiales de promoción del turismo, y a todo el mundo le parece bien que se gaste dinero público en las diferentes ferias del turismo internacional, en anuncios de televisión y en promociones varias. Todos vamos en el mismo barco, y un evento de la envergadura del Festival de Cine debe interpretarse también en clave de cartel anunciador de Canarias. Por ello, no es ningún disparate pedir al empresariado que alimente el fuego del que luego también recibirá calor.
Esta es la resaca, y la película que se anuncia en el título de este artículo es ni más ni menos que NO-DO, el último largometraje de Elio Quiroga, uno de nuestros valores seguros en el cine, que va mucho más allá de ser una promesa, porque es una realidad hace más de una década, cuando dio el campanazo con Fotos. Quiroga es un cineasta riguroso, profundo conocedor del medio en todas su vertientes, pues a su indudable y demostrado talento como director, une una dilatada trayectoria como guionista, indagador en las tecnologías de vanguardia valiéndose de su bagaje como titulado en informática, escritor sobre cine desde diversos puntos de vista, poeta y hombre de una solidez cultural que sirve de pilar a todo lo que hace.
Hay un aspecto en el trabajo de Elio Quiroga que hay que comentar aparte, y es su labor de productor, sea de sus propias películas, sea de las de otros cineastas. Ante la delgadez y, por qué no decirlo, el sectarismo de la industria cinematográfica española, ha tenido, como otros directores conocidos, que involucrarse en la producción, porque si no sería imposible que sus películas llegasen a las carteleras o simplemente fuesen rodadas.
Esa actividad es agotadora física e intelectualmente, y quita mucho tiempo a la creación pura, cuando en los países en los que el cine funciona debidamente el director se dedica a dirigir. La ignorancia es atrevida, y hay quien se mete de decir cosas como que determinados directores sólo tienen en su haber dos o tres títulos distanciados en varios años. En el otro plato de la balanza ponen la copiosa lista de títulos de los grandes directores americanos. Hay que recordar que esos grandes directores que salían a película por año -o más- tenían resuelta de antemano la producción. Cuando terminaban de filmar se iban a rodar otra que ya estaba preparada y la postproducción quedaba en manos del montador.
Por eso es tan laboriosa la carrera cinematografía de los cineastas españoles que no cuentan con el paraguas de una productora que produzca. Tienen que hacerlo todo, y dedicar mucho esfuerzo a trabajos que los distraen de su verdadera vocación, pasan demasiado tiempo en despachos, negociando esto o lo otro, buscando financiación y luego tratando de imponer su película en los circuitos, cosa que en España no es nada fácil.
Pues a pesar de todos esos inconvenientes, ese lastre que tiene que arrastrar un creador como Elio Quiroga, acaba de estrenar en el Festival una película redonda. NO-DO es mucho más de lo que aparenta, pues contiene una crónica de un momento de la historia de España, es una película de personajes muy bien dibujados, con un argumento muy atractivo y encima una película de terror. Hace siete u ocho años, Elio me dejó leer una primera escritura del guión de NO-DO. Desde mis modestos conocimientos cinematográficos le dije que una historia con tantas aristas era inviable como película, y si se convertía en novela tendría al menos 600 páginas.
Pues con todas esas premisas, Quiroga ha metido toda esa complejidad en poco más de hora y media, con una precisión relojera. Ha manejado la mirada de Ana Torrent con la maestría de Kieslowski y ha conseguido una gran película, redonda, como dije al principio. En definitiva, NO-DO es una obra impecable. Y si les digo la verdad, no me sorprende, porque el talento se demuestra contra imposibles, y Elio Quiroga tiene talento de sobra.
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Este trabajo fue publicado ayer en el suplemento Pleamar de la edición Impresa de Canarias7. Las fotos han sido cedidas por la productora Eqlipse.
Un comentario en “Una resaca y una película”
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Una de las razones por las que la industria de Hollywood funciona tan bien, al menos desde el punto de vista empresarial, es justamente su especialización: el director dirige, el producrtor produce, el escritor escribe, y así cada uno sólo tiene que preocuparse y concentrarse en lo suyo.
Aquí, en España, hablar siquiera de industria es un mal chiste: lo que hay es un grupo de francotiradores que desarrollan su proyecto mejor o peor en función de sus contactos. Y ese contexto lo que fomenta es, justamente, esta suerte de «yo me lo guiso, yo me lo como» en el que el mismo que escribe, debe buscar los euros, hacer el casting, dirigir, editar y como te descuides, hasta pegar los carteles.
Así no se va a ningún lado, y convierte la realización de cualquier producto audiovisual en una suerte de lotería: uno lo hace como puede, y a ver qué sale y cómo lo vendemos (porque esa es otra: realizar la película es relativamente fácil, lo complejo es lograr que se exhiba. Y que se exhiba bien, con buena distribución, varias ocpias y una promoción adecuada).
Esperemos que el bueno de Elio tenga suerte y por fin logre dar la campanada…