Está claro que entre los SMS y los responsables públicos, nuestra lengua se está convirtiendo en un jardín en el que lo políticamente correcto se estampa contra la norma una y otra vez. Pero más que eso, lo que me ha llamado la atención es el significado que se da a las palabras, cada uno a su aire. Ya no sé qué hacer con mi diccionario. Transcribo literalmente:
«En declaraciones a la cadena autonómica Telemadrid, Alfonso Guerra manifestó que «una mujer que es maltratada por el marido es un drama terrible y al marido hay que condenarlo con todas las de la ley. Pero pasar de ahí a que una mujer que diga ‘yo soy maltratada’, y todo el mundo de rodillas, oiga pues no».
Sobre las declaraciones del presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Alfonso Guerra, De la Vega ha puntualizado que Guerra dijo «que la violencia de género es un drama terrible y estoy absolutamente de acuerdo». El diputado «también señaló que hay que perseguir a los maltratadores con todas las de la ley. Completamente de acuerdo, y ante una mujer maltratada hay que ponerse al lado, de pie, para plantar cara y no de rodillas», ha precisado».
Yo soy el carpintero y estoy arreglando el confesionario.
Un tal Emilio González Déniz escribió: «Víctor Ramírez es tal vez el narrador MÁS IRREEMPLAZABLE de la narrativa de las islas.» Échale mojo a eso.
(PD: Víctor Ramírez es en mi opinión un sembrador de xenofobia; para más cuestiones referidas a su obra, leer a Pancho Guerra. Es mi opinión, oye, y fíjate que no dejo de leerlo por eso)
Un saludo, amigo.