HOY SOLO CABE SER VALENCIANOS

 

 

Valencia es una de las comunidades españolas más discretas. Es como aquella persona que notamos su falta cuando no está, porque lo que hace es fundamental para los demás, pero no se nota, no saca pecho. Es una tierra y una gente que viene de muy lejos, una fusión de las culturas cristiana, árabe y judía, que por ocupar un extremo de La Península, y conociendo su trayectoria como reino dentro de la Corona de Aragón, pudiera tener tentaciones separatistas. Pero eso nunca ha sucedido, porque los valencianos son una gente muy orgullosa de su historia diversa y de la suma de sus culturas, pero al mismo tiempo se siente parte de una comunidad mayor.

 

 

Por estas razones, Valencia ha sufrido mucho, y los monarcas españoles, tanto los Habsburgo como los Borbones, no han sido justos con una tierra tan solidaria, han hecho barbaridades como las expulsiones de la columna vertebral de su economía, por fanatismos religiosos. Valencia ha tenido que partir de cero muchas veces, y se ha distinguido por su laboriosidad su industria, su agricultura y su inteligencia. Es la Tierra de un gigante como Ausias March, una de las grandes figuras que anunciaron el Renacimiento,  de gente con iniciativa como Julio Cervera, primigenio inventor de la radio (Marconi solo la perfeccionó y comercializó con dinero británico), de genialidades como la pluma estilográfica, que, como siempre, desarrollaron otros  países. La lista es infinita. Valencia nos ha dado riqueza compartida, genio inmortal como los de Joaquín Sorolla, Blasco Ibáñez o Miguel Hernández, y siempre fue por delante en el uso del agua, lo que la ha hecho bandera de la agricultura española. Paradójicamente, también el agua ha sido origen de muchas de sus desgracias.

 

Esa Valencia sencilla pero talentosa, generosa a más no poder con el resto de España, ha sufrido un latigazo descomunal. No son torrenteras que inundan casas, campos y ciudades, es un diluvio bíblico, como nunca se ha visto, que ha borrado del mapa pueblos enteros, carreteras, puentes imprescindibles.  La fuerzas desatadas de La Naturaleza se han empleado con saña y lo han destruido todo. Siguen contando muertos, personas sobre las que ha caído esta tormenta indescriptible. No se entiende que 48 horas después de que se abrieran las puertas del infierno, no estén sobre el terreno todos los recursos disponibles en todas partes, que hayan impedido la actuación de los bomberos forestales, que no estén llegando equipos internacionales como ocurrió en el reciente gran terremoto de Italia (esto es muchísimo más grave), que la gente deambule como zombiz sin rumbo, sin que aparezca ayuda. No es explicable. Ha quedado claro que quienes tienen que liderar la respuesta a esta tragedia, quiénes sean, no están a la altura.

 

Tendremos tiempo de analizar si pudo haberse prevenido para aminorar el daño, si hay responsabilidades y culpabilidades, si esto es cíclico o forma parte de las exageraciones climáticas del calentamiento global. De todo eso habrá tiempo, y si alguien tiene que responder ante los tribunales, que responda. Pero hoy toca volcarse con una comunidad que está en plena crisis vital, con la gente que siempre está para ayudar al resto del estado, con los valencianos y valencianas que tanto dan y nunca se quejan. Me pregunto por qué no están ya sobre el terreno regimientos de ingenieros y zapadores, ayuda internacional, lo que sea, porque el desastre en como una guerra, algo inabarcable. Políticos y voceros tienen una oportunidad de oro para aparcar el insulto y el juego ventajista. Ahora solo hace falta solidaridad con quien, además, lo merecen, porque siempre están ahí, porque, si debemos ser generosos con quien sufre, más debemos serlo con quien es un ejemplo de humanidad. Y no me olvido de Andalucía y Castilla-La Mancha, pero es que lo de Valencia nos supera a todos, y todos tenemos que estar ahí para sacarlo adelante.

 

Hoy, y hasta que vuelva todo a una mínima normalidad,  los políticos que jueguen con la desgracia de miles de personas, no tendrán nunca perdón. Algunos de ellos, de todos los colores, a los que se les supone liderazgo social, tendrían que irse a casa, porque solo saben dar coces. Ahora no toca. Estamos en una emergencia humanitaria.

 

HOY SOLO CABE SER VALENCIANOS.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.

En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.