Hoy empieza el luto oficial, aunque cada día tengo en la memoria la ausencia de los fallecidos y la desolación de los suyos. Pero quiero mirar hacia adelante, por es Día Mundial del Teatro, y quienes amamos las artes sabemos que el teatro es el principio de todo. La máscara del teatro clásico se superpone hoy a la mascarilla. Lo mismo que pasó con el Día del Libro, este es un Día del Teatro que seguramente será recordado por la ausencia de funciones tal y como siempre las hemos visto. Pero sí que ha habido teatro en estos días, se ha buscado la manera de que, como ha hecho la música, las nuevas tecnologías nos sirvan funciones en directo, aparte de las que han dado en diferido de grandes eventos del pasado reciente.
Ahora mismo recuerdo representaciones de las grandes salas del todo el mundo puestas en la red, o las escenificaciones que se hicieron el 10 de mayo con motivo del aniversario del nacimiento de Galdós. Ha sido muy laborioso el trabajo de Juan Carlos de Sancho, que ha conseguido que varias docenas de actrices y actores hayan teatralizado cada dos días relatos suyos. Y es que el teatro busca la manera de seguir siendo la fuente, pues esas lecturas realizadas de narraciones y poemas propios o ajenos son una forma más de poner en escena nuestra humanidad. No olvido a los amigos y amigas autores que nos han dado su poesía y sus relatos.
Y si la vida es puro teatro (Aute decía que es cine), tengo que decir que no me gusta la función que están representando nuestros políticos, que parece que están en otro planeta. Siguiendo la máxima que me dieron ayer dos amigos, continúo siendo muy cuidadoso y trato de buscar fuerza para seguir adelante, aunque no comprenda la actitud de muchas personas, que creen ser valientes pero son temerarias porque no ponen cuidado; en este embate pensar en uno mismo es pensar en los demás. Deseo que sean capaces de darse cuenta, aunque tal vez espero demasiado de la gente insolidaria. Optimista por genética, sigo esperando por la cordura.
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