El edificio de enfrente, donde cada tarde se han fortalecido relaciones humanas y han nacido otras, parece que ya está pintado del todo. A pesar de sábado, ayer estuvieron los pintores dando la última mano y ajustando detalles de la fachada. Ha dejado de ser la casa tigre y ya solo falta que retiren los andamios y podamos tener una vista sin obstáculos de las ventanas por las que se nos han colado en el corazón muchas personas, especialmente los dos niños. Eso le ha sucedido a algunos edificios que estaban en reformas, y el andamiaje es como una segunda capa. En otros casos ha sido peor, porque las fachadas estaban cubiertas por seguridad con una especie de cortina plástica.
Ayer fui a cortarme el pelo. Me hice una foto, la colgué en Facebook y ahora es mi perfil de WhatsApp, por si algún amigo quiere ver cómo ha quedado el careto después de ir a la peluquería. La verdad es que me sentí seguro, con Alberto, mi peluquero, que sucede a su padre, Pepe, ya jubilado, y que se convirtió en una institución en la esquinita de las calles Perojo y Cebrián. Las medidas de seguridad resultan algo engorrosas, como ocurre con todo porque estamos defendiéndonos de un enemigo invisible. Hay que hacerlo si queremos seguir avanzando.
Ayer volvimos a mostrar globos a Sofía y Diego. Como siempre, es un regalo su sonrisa de agradecimiento. Sofía se olvidó de su perro de madera y retornó con sus maracas rojas y verdes, saludando a cuantas personas se asoman, porque es admirable la memoria que tiene para los nombres. Mi compañera la pudo ver por la mañana, mientras paseaba con su padre, y me cuenta que es un comino, que le hablaba desde la acera. Así que es un tiempo esperanzado y expectante, porque no acabamos de fiarnos de esa minoría a la que todo esto debe parecerle un juego. Y no lo es. Menos mal que Sofía y Diego dan esperanza. Buen domingo.
Por cierto, hoy es el 177 aniversario del nacimiento de Galdós, hay actividades todo el día en las páginas del Ayuntamiento, el Cabildo y la Casa Museo Pérez Galdós.
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.