Los pactos y la Excalibur de Arturito

excalibur1.JPGPor lo que se está viendo, visitar al ciudadano Felipe de Borbón (Alberto Garzón dixit) no parece que surta efecto alguno para tratar de alcanzar un acuerdo del que emerja un gobierno. Y es que ya casi esperamos que el gobierno emerja como La Dama del Lago y entregue al Arturo (lo dejamos en Arturito) escogido la espada Excalibur, que era muy hermosa, mágica y tal y cual, pero que no se podía usar. Para la guerra Arturo tenía otra. Vamos, como que te den un cochazo que no se pueda mover. Y Arturo iba por ahí exhibiéndose: «¡Eh, que soy el chachi de la Excalibur!» O lo que es lo mismo, «Yo soy el tipo del Lamborghini Huracán en el garaje». Y ese gobierno no quiere surgir, emerger o materializarse, porque parece ser que el ciudadano Felipe de Borbón no tiene las artes de encantamiento del mago Merlín. Y a todas estas, o me agarro una depresión político-administrativa, o tanto me da; y si me tiene que dar algo, que sea la risa, que lo de llorar pega mal con mi peinado. Ya me he cansado de que se pasen el día echándose las culpas unos a otros, y también me da (hoy me dan muchas cosas) que ni unos ni otros se han parado a leer en serio los 20 puntos de Podemos al PSOE, los 17 del PSOE a Podemos, los 200 del pacto PSOE-Ciudadanos, los 46 que le entregó a Rajoy el Honorable Carles Puigdemont i Casamajó (cuenta porque es la china en el zapato). Y ahora que hago recuento, ¿qué puntos ha propuesto Rajoy a…? Esta memoria mía… Y es que sin leer, escuchar y negociar no hay Dama del Lago que se aparezca para darle la espada a Arturito, que ya es milagroso que salga del agua con el pelo seco, pero en fin… Como bien dijo a los diputados el trasunto de Cervantes el día que visitó el Congreso, «vaya panda de 350 gandules». Vale, que no dijo eso exactamente, ya se sabe que don Miguel es muy bien hablado, pero no anduvo muy lejos. En resumen: una vergüenza, y no salvo a nadie.

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