Edward A. Murphy Jr. fue un americano -cómo no- que estableció que si algo puede salir mal, saldrá mal, y que la tostada siempre cae del lado de la mantequilla. Una gran chorrada que ha hecho fortuna y que incluso ha terminado por llamarse la Ley de Murphy. Es como el huevo de Colón, algo que siempre se ha sabido pero que viene alguien y lo eleva a categoría de… bueno, de nada, porque sigue siendo una chorrada. Durante siglos, otros se han puesto profundos, y hablan del destino, de los equilibrios del Universo y, si tiramos de latinajo, pues tenemos el fatum. Los orientales, que los hay de todo color y tamaño, dicen que lo que ha de suceder, sucederá, no hay forma de evitarlo, aunque otros nos deslumbran con que nosotros podemos cambiar aquello que los anteriores dijeron que es inmutable. Pero todo se viene abajo con la práctica, como en el cuento de Aquiles y la tortuga. Tengo un ejemplo muy cercano que es el detonante de mi cabreo metafísico: hace unas semanas, tuve un pequeño accidente y estuve un tiempo con un brazo en cabestrillo. Bajaba a la basura y me encontraba con que el contenedor de mi calle tenía estropeado el mecanismo que hace elevar la tapa pisando una barra que hay para ello. Así me ocurrió durante días, y me las arreglaba a duras penas, casi siempre con la ayuda de algún amable transeúnte. Pues resulta que ya estoy bien del brazo, llego al contenedor y ¡funciona perfectamente! La tapa se eleva y es muy cómodo poner la bolsa dentro. Esto me ha enfurecido con un cabreo cósmico, universal, infinito. Tanta filosofía oriental, griega, latina, medieval, tridentina o contemporánea, y los hechos indican que quien de verdad controla el mundo es ¡MURPHY! ¿Qué les parece? A todas estas, tengo una reclamación: ¿Quién me devuelve las dioptrías que me he dejado leyendo tratados sobre el funcionamiento del mundo?
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.