Es tan grave la aprobación de la bien llamada «Ley Mordaza» ayer en El Congreso de los Diputados, que pisotea la Constitución Española, la Constitución Europea de Lisboa, la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración de Derechos Humanos, que por cualquier sitio que la cojas recuerda más y más a las leyes inhumanas de la dictadura pasada (?). Por este camino, pronto seremos un parque temático sobre la España de los años cincuenta o de la Alemania de los treinta. Habrían acabado antes redactando un solo artículo que lo prohiba todo y a conveniencia del poder.
Y porque una vez que se publique en el BOE probablemente será delito escribir el párrafo anterior, ahora que aun puedo, me permito el lujo de pitorrearme de lo que Antonio Machado llamaba «La España de charanga y pandereta,/ cerrado y sacristía,/ devota de Frascuelo y de María». Voy.
SE PROHIBE:
-Dar datos o circunstancias falsos para obtener documentación.
De esta van a empurar a mi tía Enriqueta, que suele practicar la resta cuando tiene que poner su edad.
– Trasladar a personas en vehículos para facilitar su acceso a drogas.
No pienso llevar nunca más a mi vecino a la farmacia de guardia a comprar Diazepan.
– Causar desórdenes graves en las vías, espacios o establecimientos públicos y provocar incendios en la vía pública.
Ya nos quedamos sin entierro de la sardina, sin los fuegos artificiales de San Lorenzo y los valencianos sin fallas. Y nada de voladores cuando marque la UD Las Palmas.
-Perturbar una reunión o manifestación lícita.
Por ahí, tranquilo, cuando hay procesiones yo me quedo en casa.
– Usar en público y de forma indebida uniformes, insignias oficiales, o réplicas.
Adiós a mi chaqueta de Sargent Pepper, con lo mona que era.
– Celebrar reuniones o manifestaciones en lugares de tránsito público sin comunicarlas.
Pues ya se fastidiaron las tertulias improvisadas en la cola de la charcutería.
– Las faltas de respeto a un miembro de las Fuerzas de Seguridad en el ejercicio de sus funciones.
Dejaré de pasar por delante de la comisaría de mi barrio, no vaya a pensar el agente de guardia que lo miro mal.
– Perder tres veces el DNI o el pasaporte en un año.
Eso, para que lo tenga en cuenta mi primo Clodoaldo, que lo pierde todo. Y encima cobran una pasta por renovar.
– Proyectar haces de luz sobre los pilotos o conductores de medios de transporte que puedan provocar accidentes.
-Quitaré la linterna de la mochila, no vayan a pensar que…
– Portar, exhibir o usar armas prohibidas o hacerlo de modo negligente.
Quitaré el cortaúñas de la mochila.
Y el paraguas plegable, que bien usado da un buen castañazo.
Dejaré de llevar en la mochila los peligrosos libros de Bukowski, de Maiakovski y de Lewandowski (ah, carajo, este me parece que es futbolista, pero a lo mejor ha escrito sus memorias).
Vale, directamente dejaré de usar mochila, no la voy a necesitar.
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