Como por lo visto el fin del mundo va a producirse el 21 de diciembre, estamos en plena cuenta atrás. Ya vamos descontando: 60, 59, 58… Anuncio que lo van a suspender a última hora porque la operadora que tiene los derechos no ha logrado vender la retransmisión a ninguna cadena, como el reciente partido de España en Bielorrusia. En épocas de crisis crecen los charlatanes como hongos, y tengo curiosidad por ver cómo explican el 22 de diciembre que no haya habido fin del mundo; dirán, como hacen algunas sectas, que se ha aplazado para no sé cuándo, y ya habrán encontrado otra estela maya o asiria que corrige la fecha.
En los últimos tiempos abundan los programas de televisión y radio y los reportajes en suplementos y revistas donde se dan por ciertos algunos mitos que vienen rodando desde que el hombre empezó a escribir. Internet es una orgía sideral. Que si los annunakis sumerios venidos de otros planetas, que si los hombres del cielo que trazaron las pistas de Nazca, que si las interpretaciones ufológicas de episodios de La Biblia… Recientemente se han puesto de moda los arcontes, que era un título similar al de gobernador en la zona de Alejandría en el siglo III, pero que también dan nombre a unas «presencias» (habría que definir presencia) de lo más pintorescas y dañinas; las explicaciones que aparecen por todas partes no tienen desperdicio, como esta: «Los arcontes fueron producidos por impacto fractal en los densos campos de formación elemental (dema) de los brazos galácticos, cuando el Eón Sophia se arrojó unilateralmente desde el núcleo galáctico». Exacto, la gallina, Groucho Marx sería un aprendiz al lado de estos, y eso que dejo atrás a los reticulianos, el Templo del Sol o los adoradores de la antimateria. Yo alucino con la capacidad de seducción de estos predicadores y con la credulidad inocente de quienes los siguen. Es cierto que lo ignoramos casi todo de todo, pero precisamente por eso no hay que dar credibilidad a historias propias de la literatura fantástica. Es como creer en Supermán, aunque a decir verdad las religiones no se quedan atrás. Simplemente, se trata de tener dominio sobre un grupo, cuanto más numeroso, mejor, con dinero siempre al fondo. Como en la política. Tal cual.
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(La ilustración es una foto reciente de un arconte. Está algo desmejorado porque estuvo enfermo de atracnania reticular cuántica, que debe ser una especie de gripe cósmica. Vamos, lo normal).
5 opiniones en “La cuenta atrás y otras demencias”
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Muy bien, pero ¿qué me dice usted del fenómenos conocido como chemtrail? ¿no se ha preguntado alguna vez en serio qué demonios es eso que vemos puntualmente en los cielos? ¿qué utilidad tiene ese riego constante? ¿Me podría decir como periodista, ya que igual puede ponerse a investigar y meterse en tremendo berenjenal, que hace un avión siguiendo a un segundo avión a considerable altura, mientras el segundo suelta unos vapores que dejan una estela kilométrica, y el primero se dedica únicamente a seguirle a corta distancia sin echar ni un hilillo de humo de tabaco?
No estaría mal preguntar a nuestras autoridades locales el significado de semejantes vuelos, que dejan marcadon nuestros cielos, aunque en realidad sólo hay un cielo, en todas direcciones, formando una masa durante horas y horas, expandiéndose lechosa y asquerosamente.
Sólo creo en lo que veo, y lo que veo en el cielo nadie me lo ha explicado ni argumentado claramente. Nadie que sepa exactamente lo que eso significa, claro, porque paranoicos y conspiranoicos ya hay muchos que nos lo explican, y no me quiero creer lo que dicen, y no me lo quiero creer porque resultaría insultante y triste, porque no seríamos más que ganado para experimentos.
Los chemtrails son una invención de una pandilla de iletrados con tiempo libre que carecen del sentido común mínimo para entender lo que es un fenómeno estándar en todos los vuelos que pasan por la estratosfera, la concentración de vapor de agua por rozamiento. Pero da igual, es como la supuesta conspiración lunar. Parece que para cierto grupo de ignaros es más divertido creerse que no llegamos a la luna que admirar una de las mayores gestas de la humanidad.
Se equivoca usted Pérez,no todos los aparatos a esa altitud emiten vapor de agua.Simplemente observe el cielo un día despejado.Verá aparatos que emiten y otros que no, a voluntad, haciendo además algunos vuelos de lo más curiosos,para nada propios de vuelo comerciales. Su comentario da tanta risa como los de los conspiranoicos.Un saludo.
No es a voluntad, depende de las condiciones a según qué altura. Los haces de vapor que usted ve sólo ocurren a la altura de la estratosfera, no se emiten como usted dice, sino que se generan por rozamiento, generándose vapor de agua y como verá están siempre en las rutas aéreas. La formacón de estelas de condensación, que así se llaman, depende de la altura del avión y de las condiciones meteorológicas, es decir, no ocurren siempre. Además, si se usara para «fumigar a la gente» sería un método tan poco eficiente que sería digno del Profesor Bacterio, pues a esa altura las nubes de vapor de agua son trasladadas horizontalmente debido a las corrientes de chorro, no «caen» hacia abajo. Una última cosa sería cómo diablos un avión puede «fumigar» sabe dios qué, si no tiene aspersores ni depósitos de líquidos ¿O es que usted cree que un avión de línea tiene «depósitos secretos» tipo James Bond que nadie ve, ni los técnicos de mantenimiento, ni los pasajeros, ni los pilotos, o es que se cree usted que están todos compinchados? Insisto, compinchados en una operación de idiotas, pues lo que «echaran» ahí arriba no puede caer…
No quiero debatir nada,únicamente digo que aviones en alturas muy por debajo de la estratosfera también expulsan ese vapor de agua,además de,insisto,hacer operaciones para nada propias de vuelos comerciales,subidas casi en vertical en dirección opuesta a nuestro aeropuerto. Me gustaría que me lo explicara un experto.Y no me veo ni compinchado ni idiota.Un saludo.