Para algunos la guerra ha empezado


zzzpack.JPGLo sucedido en Noruega ha puesto a funcionar todos los mecanismos extremistas. El horror producido por un hombre solo que sigue una ideología delirante está siendo aprovechado por la derecha supuestamente civilizada pero también extrema. Una muestra es el comentario que hace el periodista norteamericano Glenn Peck, comparando a los jóvenes asesinados en la la isla de Utoya con la juventudes hitlerianas. Entre otra cosas, se pregunta si es presentable que se haga un campamento político para los más jóvenes, lo que muchos podrían interpretar que, si la muchachada estaba convocada allí por el partido laborista, el acto tiene en cierto modo justificación, porque como dijo el terrorista en su declaración a la policía trataba de eliminar a los futuros dirigentes de la socialdemocracia noruega, que en su fanática mente es la depositaria del marxismo. Glenn Peck es un periodista que, según las agencias, financia al «Tea Party», el ala más extrema y radical del partido republicano. Hay otros comentarios que hubiera preferido no escuchar, incluidos algunos en España, pero hay que estar atentos, porque al final para la extrema derecha los noruegos son culpables porque entregan cada año el Premio Nobel de la Paz (aunque últimamente no han estado finos), y no hay que conciliar sino emplear mano dura. Estos comentarios se acercan a la apología del terrorismo, si es que no lo son directamente, y en ningún caso hay justificación para asesinar a sangre fría a más de setenta chicos y chicas. En cierto modo, la guerra ha comenzado para estos tipos.

3 opiniones en “Para algunos la guerra ha empezado”

  1. Nunca entendí esa manera extraña, conque se comporta un individuo que mata a casi 100 personas, y se le queda esa cara de aqui estoy yo, todo el mundo mundial está pendiente de mi.
    Luego vendrán sus historias de niño desvalido y convertirse en un angel exterminador, bo fue querido por sus padres etc etc, pero su acción no es un rebote cualquiera, piensa donde, se pone un traje de policía, es decir sabe que hace mal, acaba con los jóvenes y no se da él el tiro de gracia, quiere ver como la gente ahora le mira y le temen.
    Pues si fue un infeliz lo seguirá siendo, eso sí su masacre será conocida en el mundo entero, pero lo peor es que la gente nos preguntamos, ¿Por qué en Oslo? como si en otro lugar fuera algo normal.

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