Se ha dicho muchas veces que el medio es el mensaje, y es cierto a medias, pero lo que sí es verdad es que estamos mediatiados por los objetos que utilizamos. Se nos hace difícil pensar cómo nos localizábamos hace veinte años, cuando no había móvil, un instrumento que de alguna manera nos ha esclavizado, y si se te pierde o se te rompe el móvil es como si te cortaran un brazo.
Con la informática pasa igual. En estos días, vivo y escribo erráticamente porque se ha estropeado mi ordenador, el de todos los días, aquel en el que tengo los programas que sé utilizar y que ya son herramientas indispensables. Escribo ahora con el portátil de emergencia, que es un buen aparato, pero es distinto, no sólo en su programación sino en la manera física de usarlo. Y eso me pone en tensión porque no me ralajo al escribir, estoy pendiente del funcionamiento del aparato.
Por eso les ruego disculpen si en estos días la parte visual no es muy lucida. Se me escapa el programa de tratamiento de imágenes de este ordenador, y no controlo tamaños y cosas así. Espero que en un par de días vuelva todo a la normalidad.
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