Ha estallado la guerra en el Este de Europa. Putin se arroga heridas históricas de Ucrania a la madre Rusia, miente como lo hacen todos los que ocasionan dolor y destrucción, y, como siempre, la primera víctima de la guerra es la verdad.
Es posible que esta guerra proceda de un trauma personal de Putin, arrastra a su gente a una aventura irracional, y machaca a Ucrania. Vendrán quienes dirán que los rusos originarios surgieron hace muchos siglos cerca de donde hoy está Kiev, y seguramente es verdad, pero cualquiera que sea la razón que se esgrima es insuficiente para generar tanto sufrimiento. Occidente tal vez tenga parte de culpa, porque no cerró la herida de las fronteras cuando desapareció la URSS.
Todo es palabrerío, porque tampoco son ajenos los nacionalismos ruso y ucraniano. El caso es que Europa está en una encrucijada tremenda, porque cualquier respuesta puede extender la guerra más allá de las fronteras de la actual Ucrania. Se habla de la UE, de la OTAN, de las sanciones, de las repercusiones en el precio de la energía de… El ser humano ha vuelto a sacar el reptil que habita en el fondo de su cerebro.
Lo más terrible es que esto se desencadena por las obsesiones de un solo hombre que se cree Pedro el Grande, y ha pasado a formar parte de la lista de esos personajes históricos que finalmente solo son causantes de muerte, miseria y terror a millones de personas, en el mismo cuadro de honor que otros sátrapas con las manos manchadas de sangre: Hitler, Stalin, Napoleón, Julio César….
Rusos y ucranianos no merecen estar en manos de dirigentes enloquecidos por el poder. Es tremendo que los medios hablen de esto y de lo otro, y se olvidan de la gente que muere, que sufre, que huye. Ojalá cese esta locura. NO A LA GUERRA.
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