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TIEMPO LÍQUIDO. Estreno de terraza. (03/06/2020).

 

Casi sin pensarlo, hoy nos estrenamos en el asunto consumición externa. Media mañana, calle del barrio, una terraza que muerde parte de la calle. Es una cafetería-dulcería nueva, con las distancias reglamentarias. Al pasar, se nos apeteció ocupar aquellas dos sillas a ambos lados de una mesa. Por asuntos dietéticos, no fue posible pedir pasteles, y nos decidimos por cerveza sin gluten. Tampoco, de manera que nos tuvimos que conformar con dos cortados (menos mal que había leche sin lactosa) y no supimos qué destino darle a unas aceitunas con mojo que vinieron antes como soporte de las cervezas imposibles.

Fue muy agradable tomar ese café, pero al mismo tiempo creo que ahora las personas que tienen intolerancias alimentarias lo van a tener más difícil, aunque también es verdad que fácil nunca lo tuvieron, porque croquetas, empanados, rebosados, pastelería y otros preparados tienen casi siempre como compañera de viaje harina de trigo. Y hay que recordar que hay un buen porcentaje de la población que bebe cerveza sin gluten y puede tomar pan, pasteles o empanados con otras harinas (arroz, maíz, garbanzos) y en el mercado existen esos productos.

Pero nos olvidamos pronto de todo eso porque el café estaba delicioso, sobre todo cuando es el primero que tomas fuera de casa en casi tres meses. Estaba objetivamente genial. Y fue para celebrar que hoy, por fin, pudimos cruzarnos con nuestra sobrina Mónica y su hijita Valentina, que curiosamente nos reconoció por las voces que escucha en las videollamadas a pesar de nuestras mascarillas y a dos metros. La verdad es que parece que la niña encuentra normal ver a la gente con medio rostro oculto. Será porque los ojos no mienten.

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TIEMPO LÍQUIDO. Brevedad importante. (02/06/2020).

 

Hoy he tenido un día algo ajetreado porque he tenido que hacer varias cosas en la calle, y ahora todo es muy lento porque  hay que guardar turnos y distancias. Así que he tenido ocasión de encontrarme casualmente con algunas personas amigas, y de un golpe cruzamos palabras José Luis Correa, Elizabeth López y Frank González. Cada cual iba a sus cosas pero resultó muy agradable ver a amigos que hace tiempo que no tienes cerca.

Supongo que, poco a poco, estos encuentros serán más frecuentes, y cuando se cree el hábito de vivir un mundo con mascarillas y distancia se convertirá en habitual. Pero ahora, al principio, resulta muy emocionante, y ver cómo se buscan las mejores palabras de ánimo para ayudar entre todos s mentalizarnos en esta nueva situación. Perdonen la brevedad, pero no quería dejar pasar este día sin aparecer por mi muro para contarles cosas que en cualquier tiempo son cotidianas pero que ahora son importantes.

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Combinar hechos y mensajes

 

El pasado fin de semana fue Día de Canarias. Es una fecha artificial, como todas, que se ha vuelto tradicional con el paso del tiempo, porque Canarias es una idea compuesta por el sentimiento de unas personas que habitan un bello archipiélago, y ahora estamos atravesando un momento de incertidumbre que poco tiene que ver con celebraciones. Esa es la paradoja de unas jornadas que debieran ser festivas, pero que hoy son más voluntarismo que alegría. En circunstancias tan especialmente duras, sería prepotente por mi parte enjuiciar decisiones del Gobierno de Canarias. Lo sí es seguro es que en estos momentos habría que reforzar la unidad de todas las fuerzas políticas y la eficacia para afrontar los tiempos complicados que se avecinan. También debo suponer que los responsables políticos lo saben y que obrarán en consecuencia.

Estamos en una etapa que llaman desescalada. Quienes ignoramos todo sobre epidemiología, nos limitamos a seguir directrices, porque suponemos que se hace lo que se tiene que hacer. Lo mismo que nos sorprendió la paralización total cuando se decretó el primer Estado de Alarma, ahora nos resulta extraño que, de pronto, ser reúnan las familias, cuando hace unas semanas había que distanciarse de las personas mayores. Paseo por las calles y veo grupos de amigos o familiares alrededor de una mesa, y tengo una sensación  rara. Es como si de pronto la gente sintiera que el virus ya no es peligroso, y creo que hay que insistir en que la pandemia no ha acabado.

Llegan varios mensajes al mismo tiempo. Por un lado, se sigue advirtiendo sobre las medidas de seguridad que hay que tomar tanto de forma individual como en los trabajos, los transportes o los establecimientos que abren al público en cualquier sector. Por otro se habla de la vuelta a nueva normalidad, actividades deportivas y hasta baños en la playa, y ves imágenes en las que se contradicen esas advertencias sobre la seguridad. Quiero suponer que esos disparates que  nos muestran los medios son las excepciones, pero al mismo tiempo pienso que a algo tan peligroso como el covid19 no se le puede dar la más mínima ventaja. Y los dirigentes políticos y las grandes voces empresariales hablan de abrir fronteras en julio. Lo que me resulta sorprendente es que hay peticiones de reservas hoteleras, lo cual está muy bien. A lo mejor es que hay que perderle el miedo al virus, lo cual no significa que bajemos la guardia, porque no podemos escondernos siempre. Esos son los variados mensajes que se entrecruzan, y deseo que sepamos tener el pulso, la valentía y la paciencia para conjugarlos.

Así que este Día de Canarias no se nos va a olvidar, por lo mismo que quedarán marcadas las fechas que en 2020 significan algo importante para nosotros: la romería del Pino, La Rama, las Fiestas Lustrales, las Fiestas Fundacionales de Las Palmas. Precisamente por su ausencia, las ediciones de 2020 de estos eventos van a significar en nuestra memoria de futuro el recuerdo de un tiempo en el que tuvimos  -tenemos- que ser valientes, solidarios y rigurosos. Espero y deseo que esas sonrisas que se adivinan cada día más bajo las mascarillas nos lleven a un futuro  que más temprano que tarde sea un recuerdo, en el que nunca debemos olvidar el sufrimiento y sobre todo las vidas que han quedado en el camino. Buena semana.