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DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 52: Día de las peluquerías. (05/05/2020).

El lunes novedoso que se presentaba ayer dio para muchos comentarios. El tema estrella de las conversaciones fue la peluquería de señoras, con sus horarios y la necesidad de ser puntuales para evitar que se hagan colas en la puerta de los establecimientos, porque ahora no se puede esperar dentro. El machismo estructural se nota en estas cosas, porque poco se habla del pelo de los hombres, y también nos ha crecido en estos 52 días. Para empezar, hasta el sábado no tengo hueco en mi peluquero de siempre. Lo he notado también en los chistes, memes y bromas que circulan por las redes, en las que por lo visto el confinamiento afecta solo a la presencia física de las mujeres.

Resulta cansino el continuo cruce de dimes y diretes entre partidos políticos, comunidades autónomas y los heraldos que aparecen en los medios defendiendo y atacando a unos y a otros. También observo que hay mucha gente contenta porque en la fase siguiente se pueden hacer reuniones de hasta diez personas en domicilios particulares. Que un día tengas un horario estricto de salidas a la calle y al siguiente ya puedas ir a casa de tus amigos es algo que choca, cuando no parece que la pandemia haya desaparecido. Escuchemos a los sanitarios, que advierten constantemente que debemos ser rigurosos con las prevenciones recomendadas, y hay quienes parece que se sienten invulnerables. Lo serán, pero los demás no. Por otra parte, hay que valorar el esfuerzo que muchos pequeños establecimientos de distinto tipo están haciendo para echar a andar la máquina.

Por la tarde volvimos a encontrarnos con el vecindario, hablando de ventana a ventana y a veces quedándote solo con media frase por la distancia física. A la que siempre se oye es a Sofía, que enarbolando sus maracas rojas dice hola y hasta mañana a las vecinas.  Como cada tarde, poco antes de las siete, Octavio regresa de dar un paseo con Diego dormido en la mochila, y los vemos entrar en su portal. Ana, la vecina de enfrente, nos muestra las pinturas que realiza en tamaño postal, y es curioso cómo a esa distancia esos colores naturales sean tan vivos. Estamos haciendo memoria para el futuro. Buen martes.

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DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 51: Mayo festivo familiar. (04/05/2020).

Tengo que empezar este 4 de mayo recordando el del año pasado, cuando ganamos una hija porque mi hijo y su compañera de viaje se casaron. Los comienzos de mayo siempre han sido muy festivos en nuestra casa; celebramos el cumpleaños de nuestro hijo y el Día de la Madre, que a veces coinciden, cuando el 2 de mayo cae en domingo, como ocurrió precisamente el día que fuimos padres. A eso hay que añadir el 4 de la boda. Por eso felicito a mis hijos en su primer aniversario, que deseo y espero que sea un paso más en un largo camino de amor y complicidad. El 4 de mayo de 2019 fue inolvidable: peluquerías, nervios, fotógrafos y sobre todo una reunión de familiares y amigos en torno a una pareja. Se coronó con una noche feliz, como sé que tendremos otras muchas.

Durante el confinamiento, he salido a realizar las compras esenciales y a bajar la basura, pero ayer mi compañera, con un día de retraso, salió a la calle por primera vez desde el 13 de marzo. Fue un paseo corto, pero resultó emocionante para mí ver la alegría que se dibujaba en su rostro al pisar de nuevo las baldosas queridas de nuestro barrio. Por un momento, quedó en segundo plano lo que estamos viviendo todos. Miramos los escaparates del Paseo de Tomás Morales y no sé si es verdad o soñamos que vuelve la vida. Dicen que en próximas fases se nos irá devolviendo el sosiego y esa alegría de la comunicación que ahora administramos con la gente querida a través de la tecnología salvadora. La esperanza es que esto acabe, aunque siempre nos queda el suspense de no saber hacia qué sociedad vamos.

A pesar de que todos los días de confinamiento debieran tener parecido ambiente, los domingos por la tarde suelen ser más tibios en los aplausos, como si estuviera grabado en el ADN de la gente ese aire cansino que antecede a los lunes. Por supuesto, mis vecinos y vecinas comparecieron puntualmente y después de los aplausos se comentó cómo habían sido los respectivos paseos. Sofía hoy tenía un atuendo rojo, que tal vez era un vestido por la forma de los hombros, aunque bien pudiera ser una camiseta, porque apenas la vemos un poco por arriba. Salió con la pandereta y luego cambió a las maracas rojas, mientras su madre sonreía y su padre nos saludaba desde más atrás, con Diego en brazos. Empieza otra semana. Que vaya bien.

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DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 50: Un día especial. (03/05/2020).

Ya se dio un paso más en el desconfinamiento (también es este un palabrón como desescalada) y la verdad es que ayer no vi nada especial en el barrio de Arenales, que es donde vivo. La verdad es que mi zona no está especialmente indicada para hacer deporte, por lo que no vi que pasara nadie en chándal. Fue un día singular por el cumpleaños de mi hijo, y lo celebramos con brindis y tarta a distancia desde la pantalla del ordenador. Sin duda, por las circunstancias, este va a ser un cumpleaños distinto, y queda grabado en la memoria de los afectos con un sello especial.

He hablado muchas veces de las condiciones de trabajo de las camareras de piso en hostelería, más conocidas como las kellys. Está claro que, en estos momentos, es un sector que necesita de todos los apoyos posibles, y es necesario que se tenga una especial sensibilidad con ellas porque es de justicia. Por eso hemos puesto en nuestra ventana un cartel con guantes de limpieza de colores. Vienen tiempos difíciles y es necesario que la sociedad en su conjunto arrime el hombro para tratar de salir adelante. Canarias puede hacerlo, y la demostración es que ya lo ha hecho en otras encrucijadas históricas.

La salida a la ventana, aparte de valorar a quienes están en el tajo (sobre eso hay diversas opiniones) es un momento para conectar con quienes viven en nuestra calle. Sofía y Diego siguen siendo dos luminarias cada atardecer, pero también es curioso cómo se estrechan lazos con personas que veías de lejos y solo sabías que eran de tu barrio por coincidías en la acera. Ahora ya estamos más cerca de Pilar, la vecina del ático, Ana, que vive enfrente, Mapi y su hija Angie, la enfermera, y Octavio y Katy, los padres de los niños. Nos han hecho llegar por WhatsApp las “pinturas” de los menores, que acompaño en la ilustración. Hoy hablamos con Octavio desde nuestra ventana, cuando venía de dar un paseo con Diego, dormido en su mochila portabebé. Es decir, ayer fue un día que tuvo momentos muy intensos. Cumplamos para no retroceder; buena semana en esta nueva fase.