Ayer se decidieron las zonas que pasan a la fase 1 de desconfinamiento. Como suele ocurrir en asuntos tan difusos, nunca llueve a gusto de todos, porque Madrid ha quedado fuera, y me temo una reacción en masa contra el gobierno. Poco importa que no cumpla los criterios sanitarios exigidos, porque por lo visto pesa más el factor económico, porque antes había dimitido la Consejera de Sanidad y la presidenta madrileña solicitó la fase 1 después de una reunión con empresarios, según sus propias palabras. Esto es una montaña rusa, y mientras por un lado se habla de nuevos rebrotes, he leído en prensa que los japoneses dicen haber conseguido un medicamento que es capaz de evitar el contagio y detener la infección. Ojalá esas noticias positivas cristalicen en realidades, porque el mundo necesita salir de esta locura.
Durante los días de encierro, hay personas que han conseguido dar rienda suelta a su vena artística. Ana Salgado es una de mis vecinas y amigas del otro lado de la calle; su nombre no debe serles ajeno por su vinculación con el arte y la apuesta por la naturaleza. Ha pintado una serie de acuarelas, algunas de las cuales me ha hecho llegar por medios tecnológicos. Aparte de su belleza, la curiosidad es que los colores se consiguen con productos propios de nuestra tierra, tintes naturales de cochinilla, tuno indio, azafrán, café y vino (los tres canarios), codeso, parrilla y otros elementos naturales que son capaces de generar el espléndido colorido que queda reflejado en sus pinturas.
Cuando ayer salió Sofía, lo hizo acompañada de toda su familia, a la que añadió el perro, que acompañó los aplausos con sus ladridos, y otro perro de madera en las manos. Uno de los canes se llama Toba, lo que no tengo claro es si ese nombre corresponde al de verdad o al de madera. Como tiene costumbre de que le mostremos cosas, para corresponder al perro tuvimos que presentarle un gato blanco de peluche, del que Sofía reclamó el nombre y la llamamos Luna, por lo que automáticamente se transformó en gata, pero Sofía seguía empeñada en que era un perro. Y si Sofía quiere que la gata se convierta en perro, hágase. No vamos a estar regateando ilusión a una niña que tanto no ayuda con su presencia. Buen día.
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