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DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 46: El aliento de Sofía . (29/04/2020).

 

Con la estancia permanente en nuestras casas, hacemos uso de los utensilios de una manera más continuada. Pero a veces las máquinas se estropean, se desconfiguran y, en definitiva, dejan de funcionar, lo cual en estas circunstancias nos aumenta la sensación de impotencia y aislamiento. Eso me sucedió el domingo, cuando el router que distribuye las señales en mi casa se quedó sin wi-fi. Todo lo demás seguía funcionando, pero al llamar a la empresa a la que estoy abonado me dijeron que era el anuncio de que lo demás dejaría de funcionar en breve porque era un modelo que ya estaba dando problemas.

Me dijeron que al día siguiente me traerían un router nuevo y actualizado y que solo tendría que desenchufar el viejo y poner el nuevo. Confié en sus palabras, y curiosamente el lunes a primera hora llamaron al portero automático, bajé con las precauciones de rigor y un mensajero me entregó el artilugio. Para no cansarles, conseguí que todo funcionase, no sin la ayuda telefónica de la compañía, tras una razonable espera. En una hora estaba todo resuelto y me liberé de una tensión añadida, que en mi caso es habitual, porque lidiar con las nuevas tecnologías me pone muy nervioso. Y eso es desde siempre; nadie es perfecto.

Ayer por la tarde, Sofía (más bien el padre) se las ingenió para que, aunque fuese solo unos segundos, asomara media cara por un resquicio y nos enviara su sonrisa. Es  muy de agradecer la sensibilidad del padre para inventarse la manera de que pudiéramos verla. Fue solo un instante, pero vale un Potosí, aunque la niña volvió a saludarnos con su vocecita ya reconocible. Acababa de hablar Pedro Sánchez sobre las fases de desescalada y que hay que ir asumiendo eso que llaman nueva normalidad. Ver a Sofía nos dio aliento. Buen miércoles.

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