En 1975, la ONU declaró el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer y en 1977 Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. En esta lucha por la igualdad ha habido momentos importantes protagonizados por mujeres como Olympe de Gouges, que en plena Revolución Francesa redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana y que ha inspirado recientemente una magnífica novela a nuestra paisana Isabel Medina. Luego ha habido valentía, lucha y sufrimiento, y en esta cadena los nombres de mujer que se entregaron a la causa son innumerables: Flora Tristán, las Sufragistas, Clara Zetkin, Virginia Wolf, Rosa Luxemburgo, Clara Campoamor, Simone de Beauvoir (autora de un libro imprescindible, El segundo sexo) y tanta y tantas que han sido despreciadas, humilladas y asesinadas. Es un camino muy largo que merece admiración y solidaridad, y por lo que vemos a nuestro alrededor queda mucho para alcanzar la meta de la igualdad. Solo existirá la verdadera posibilidad de justicia y felicidad de hombres y mujeres, sea cual sea su condición sexual, cuando hayamos llegado a esa meta que hoy se nos antoja utópica. Pero las realidades antes fueron utopías.
Esta lucha viene de mucho más lejos, pues ya en la antigüedad encontramos a personajes de ficción como Lisístrata, que organiza una huelga sexual de las mujeres para obligar a los hombres a parar la guerra, y a personas reales como Hipatia de Alejandría, que reivindicó el acceso de la mujer al conocimiento científico (lo que le costó la vida), o la emperatriz bizantina Teodora, que venía del pueblo y consiguió para las mujeres derechos impensables en el siglo VI. Y las mujeres que hoy luchan por esa igualdad han recogido el testigo de tantos siglos. Esa ola actual de algo que pretende ser una especie de fundación del feminismo es solamente el siguiente paso en el camino de la historia, porque la lucha por la igualdad de sexos es muy anterior al Movimiento Me too; siendo muy importante la erradicación del acoso y la preeminencia social (antes lo llamaban estupro) como instrumentos de dominio hacia la mujer, el feminismo es muchísimo más amplio en sus objetivos y en su recorrido.
(De izquierda a derecha, Lola Massieu, Pino Ojeda, Josefina de la Torre y Mercedes Pinto)
Por eso, y como homenaje a las mujeres canarias que están en el día a día de esta inacabable lucha, tengo que recordar a cuatro de ellas (hay más) que son referencias importantísimas en el siglo XX, y de las que tenemos mucho que aprender y admirar: Mercedes Pinto, Josefina de la Torre, Pino Ojeda y Lola Massieu. Ellas fueron siempre por delante, y pagaron por ello la factura que una sociedad anquilosada les pasó, pero su ejemplo y su memoria siguen ahí. No las olvidemos; hacerlo sería tanto como bajar la guardia.
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