César nos enseñó a mirar
No voy a entrar en el contrastado talento de César Manrique como pintor, escultor e investigador de materiales para las artes plásticas, ni en su capacidad para diseñar espacios o para adaptar la Naturaleza al deleite humano, porque está claro que estamos ante uno de los grandes artistas con dimensión universal que Canarias dio en el siglo XX. Por otra parte, es bien conocida su persistente defensa del equilibrio medioambiental, que lo convierten en uno de los grandes ecologistas que, como Cousteau, Dian Fossey, Rachel Carson o Rodríguez de la Fuente, ejercieron en tiempos en los que el futuro físico de La Tierra como hábitat compartido y sostenible era asunto de minorías, que tenían un eco limitado a pesar de su enorme prestigio, y poco o ningún caso se les hacía a estas voces pioneras que advertían y alertaban sobre la degradación del planeta.
