La filosofía del Groucho Marx
El análisis de la actual situación política en España podría hacerla un cronista deportivo, de fútbol a ser posible, y le cabría la explicación de que, como le ocurre a determinados equipos, no juega a nada, aunque a veces gane algunos partidos. El cronista diría que no hay intencionalidad de jugar al «catenaccio» italiano, al ataque inmisericorde como el Real Madrid clásico, al fútbol de un tren de mercancías como Alemania, o a la filigrana preciosista de la leyenda brasileña. Es decir, se le da a la bola según llega y luego esta puede irse fuera o ser gol, incluso en propia puerta (por supuesto, la culpa es del árbitro, del mal estado del campo o del faraón Tutankamon, nunca propia). Si esto siempre fue así, ahora es peor, porque se acabaron los amaños y se han derrumbado los prestigios, que sabemos que se mantenían por el silencio de los medios de comunicación, porque trapisondas siempre las hubo.