Lecciones de nuevo demócrata

Ya debiéramos estar acostumbrados a que nos etiqueten de lo primero que se les ocurra. Que desde la derechona se me mire mal no es que me importe, es que me tranquiliza. De la izquierda es más complicado hablar, porque aunque fuese el más radical de mundo, siempre surgirá alguien que se cree más a la izquierda. Así que ya me resbala que, por dar mi opinión, me puedan colocar adjetivos distintos e incluso opuestos. De un tiempo a esta parte resulta que se ha instaurado la moda de dar lecciones de cómo ser demócrata, palabra que por lo visto acaban de implantar y que otros nunca hemos entendido. No me espanta que se erijan en adalides de esta corriente las nuevas generaciones, porque eso es lo normal, cada hornada trae su propia lectura de la historia; paralelamente a eso, entre la risa y el patetismo, criaturas de largo recorrido se han convertido en oráculos de la nueva política, una especie de nuevo cuerpo profesoral de la democracia «verdadera».

555555.JPGPuedo entender que haya personas que sientan que hasta ahora han estado en el error, les haya invadido una luz cegadora en el camino de Damasco y se hayan caído del caballo. Perfecto; lo que resulta más pintoresco es que gente que nunca ha pisado esa calle de Agustín Millares en la que se luchan los derechos ciudadanos, aparezca ahora como una fuente de sabiduría revolucionaria. De pronto tratan de ponerse al frente de cualquier cosa -que por supuesto acaban de descubrir-, despreciando los esfuerzos de mucha gente durante décadas, seguramente porque ignoran la historia y la necesidad de que se haga cada día. Y esta soberbia absoluta de la izquierda -que me recuerda a las matrioskas rusas, pues cuando crees que has sacado la última muñeca, aparece otra y otra- es la que lleva demasiado tiempo impidiendo que pueda haber una posibilidad real de gran cambio. Aparte de los personalismo evidentes, pone palos a las ruedas esa manía conspirativa de querer ser siempre el más de lo que sea, y si no compartes su idea, aunque sea delirante, no es que te hayas quedado antiguo, estás equivocado o qué sé yo. Nada de eso, no hay matices; si no lo sigues eres un facha, directamente. Y así es como la gran derecha sigue en el poder, cuando las circunstancias que la rodean aconsejarían otra cosa. Por eso podemos decir que quien mantiene a Rajoy en La Moncloa es sobre todo la estúpida desunión de las fuerzas progresistas, y no especifico las culpas porque, como dice el pueblo, entre todos la mataron y ella sola se murió.

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