Rajoy, Esperanza y el Lazarillo

lazarillo.JPGUno se compadece de la mala suerte de Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy. Han sido traicionados en su confianza por personas de sus equipos de trabajo que resultaron ser corruptas. Qué mala suerte, y ellos sin enterarse. Por listo que seas, alguna cosa se escapa siempre, pero, salvo que seas tonto de remate, algún sonido escucharás en medio de un festival de corrupción. Claro lo tenía El Ciego de El Lazarillo de Tormes:
«Agora quiero yo usar contigo de una libertad, y es que ambos comamos este racimo de uvas y que hayas de él tanta parte como yo. Partirlo hemos de esta manera; tú picarás una vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta suerte no habrá engaño.
Acabando el racimo, El Ciego estuvo un poco con el escobajo en la mano, y meneando la cabeza, dijo:
-Lázaro: engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comido las uvas de tres en tres.
-No comí; mas, ¿por qué sospecháis eso?
-¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y tú callabas».

***

Digo yo que, si no lo sabe, por ceguera, sordera o torpeza, es inepto.
Hasta el Ciego de El Lazarillo de Tormes se daba cuenta. Si lo sabe…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.

En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.