Lo mismo que Saulo de Tarso, Pablo Iglesias destaca por su liderazgo, su capacidad de comunicación y su formación en las más esmeradas escuelas dentro de lo establecido; pero un día, lo mismo que Saulo pasó a ser San Pablo cuando un resplandor lo derribó del caballo en el camino de Damasco, a Pablo Iglesias un conductor con la luz larga lo deslumbró en el trayecto entre sus clases en Somosaguas y su domicilio de Vallecas y se cayó de la moto. A partir de entonces se convirtió, como San Pablo, en «la luz revelada a los gentiles». Ante la posibilidad de que su compañero de viaje y discípulo aventajado Iñigo Errejón ponga en peligro su verbo inequívoco, le ha dirigido una carta abierta muy larga y explicativa, como las que el de Tarso dirigió a Tito, a Timoteo y a Filemón, pero que puede resumirse en el siguiente párrafo:
«Los deseos de equidad que se manifiestan en el estado contingente de la profundización antropológica, influyen consuetudinariamente en la erección de una fuerza que guía hacia el punto angular que verifica la concentración de la disparidad y el encomio de los valores escatológicos en la metempsicosis de las estridencias asincopadas. «. Verbum Dei, que quiere significa «lo que yo te diga».
Traducido al sánscrito del primer período quiere decir: «No me muevas la silla, que te lo tengo dicho. Estate quieto, que hay que aprovechar la parranda que hay en el PSOE y que Rajoy nos lo pone a huevo. Así que, machangadas (*) las justas».
(*) El término «machango» puede ser trasunto de soplagaitas, cantamañanas, primavera y pollaboba, según William Jones, filólogo inglés del siglo XVIII, redescubridor de las lengua indoeuropeas.
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