El podio hispano del humor
Umberto Eco, en El nombre de la Rosa, hace decir a uno de los personajes que la risa mata el miedo y sin el miedo no hay lugar para Dios. Graves palabras cuando andan de por medio curas y frailes, que tienen como fuente de su actividad, pensamiento y vida precisamente el concepto de Dios. Umberto Eco me cae muy bien por su talante y por esta y otras novelas (El péndulo de Foucault, bueno…) y desde luego soy partidario del humor como defensa legítima contra la propia vida, que es un disparate. Pero no del humor grueso del chiste ni de la obligación que parecen tener algunas personas de certificar que son graciosas. Ese humor no me interesa, justamente porque ni siquiera es humor, es risotada u otra cosa grotesca. El humor de verdad es el que aparece en las situaciones más insospechadas, incluso en momentos de gran dramatismo. A nadie se le esconde que el actual momento es casi el cenit del drama. No quiero hacer lacerantes enumeraciones, pero el colmo de la confusión son los síntomas de desnorte que vemos cada día, como el Brexit, las elecciones norteamericanas o a Marie Le Pen oliendo el césped del Elíseo. Continuar leyendo «El podio hispano del humor»