Lo de la estrategia del miedo está cada vez más claro, y hablo del miedo genérico que nos paraliza, que es lo que finalmente se pretende. A Pedro Piqueras le colgaron hace años la etiqueta de trágico, pero hoy es uno más porque los informativos de televisión abren todos con algo fuerte, duro y a ser posible espectacular y sangriento. Es la moda; y cuando resulta que es un día sin esas noticias terribles, lo suelen resolver con un accidente de tráfico en Finlandia o el percance de una escalera mecánica en Taiwán; la única condición es que haya imágenes impactantes. Este mes de agosto lo han tenido fácil; por desgracia ha sido una permanente página de sucesos, como si los dioses se hubieran cabreado. Terribles atentados, accidentes aéreos, inundaciones, incendios, erupciones volcánicas, tifones, el remache del terremoto de Italia y siempre de doloroso fondo las guerras que no acaban, el drama de los refugiados sirios y no sirios y la inestabilidad social en muchos países ocasionada por la voracidad de quienes quieren quedarse con todo y solo dejan a los más pobres el recurso de la protesta. Disparan en las escuelas, agreden a machetazos en los trenes e incluso secuestran y matan a golpes a un viceministro boliviano en el fragor de un conflicto minero, es como si se hubieran borrado los límites. Así que no ha habido que aplicar la doctrina Piqueras, la realidad se abre paso con toda su dureza, e incluso he visto cómo tenían que colar el logro de una medalla de oro olímpica española casi con calzador porque otras noticias tremendas tenían un peso superior.
Y no contentos con lo dura que es la realidad, los medios se han empeñado este verano en jugar con el miedo de lectores, televidentes y radioyentes. Sin venir a cuento, nos han explicado con todo lujo de detalles lo terrible que es acercarse a la isla North Sentinel en el océano Índico, porque hay aborígenes que viven en el Paleolítico y se meriendan (literal) a todo el que se atreva a pisar sus playas. Nos han dicho que el desierto salado de Danakil (África Oriental) es una versión azul del infierno o que el planeta Nibiru se nos viene encima un día de estos, adornando el anuncio con la implicación del observatorio astronómico del Vaticano, la tercera carta de Fátima y hasta una americana «con poderes» otorgados por los extraterrestres que ya están al llegar. Para remachar el clavo, en las redes se ha hablado como gran tema de las medusas microscópicas que picaron al escritor Mario Vargas Llosa mientras se bañaba en el Mar de las Flores (Indonesia). Ahora, a rebufo del terremoto de Amatrice, hay reportajes, documentales y comentarios sobre el anunciado gran terremoto en Estados Unidos y que colapsará la Falla de San Andrés que recorre California de norte a sur, o la «inminente» erupción del Vesubio, dicen que diez veces más potente que la que destruyó Herculano y Pompeya. Así que, creo que esto, al contrario de sus propósitos, debemos tomarlo como una invitación a vivir, y que se metan sus miedos por el Vesubio.
Me ha impactado su capacidad para reunir las barbaridades que vemos y oímos todos los días . Estoy atenta cada mañana para ver lo que pasa en el mundo , y a veces pienso que es una forma de masoquismo . ¡¡ Qué necesidad tendré , de angustiarme con tantas desgracias …!!
De ahí lo de masoquismo . Lo puedo evitar , pero sería cerrar los ojos a una realidad de la que no prescindimos , por dejar de enterarnos . Conozco a alguien que solo escucha música caribeña todo el tiempo que yo dedico a informarme . Estoy dudando si sigo como hasta hoy .