Caballeros negros y seres traslúcidos

Javier Marías llama caballeros negros (también hay damas negras) a aquellas personas que culpabilizan a los demás de todo lo que sucede, incluso de sus propios errores. Tiene visos de que todo esto procede de una cultura fuertemente impregnada de religión por los siglos de los siglos, y quien tiene aunque solo sea un milímetro más de poder, notoriedad o ascendencia se siente libre de culpa y con la capacidad de acusar continuamente. Suelen abundar más en el ámbito conservador, aunque tampoco faltan en todos los puntos cardinales de la sociedad. Si algo me sucede es culpa mía, y si le ocurre a uno de estos seres también será culpa mía. Lo vemos cada día en la política, desde donde se intenta crear la idea de que lo verdaderamente grave es que haya fiscales, jueces y guardias civiles que pierdan el tiempo en investigar corrupciones. Hasta ahí podríamos llegar. Pero no solo existen estas entidades en lo público, también en la vida cotidiana siempre hay alguien que culpabiliza a los demás incluso cuando el que falla es él.

celajes 2222.JPGTambién he detectado a los seres traslúcidos, hombres y mujeres que son más progresistas, más honrados, más revolucionarios, más solidarios y más de todo que nadie, y en lugar de culpabilizar usan el sarcasmo para desvalorizar cualquier cosa que se haga y que no sean ellos (o ellas) los hacedores. Esto se da más en la zona roja, para entendernos. Cuando haces algo, a estos teóricos de la verdad, les parece que te quedas corto, que en el fondo estás haciendo el juego al capitalismo. Si ellos hacen algo que contradice sus prédicas, es que se trata de una estrategia, y que en ese momento no se dan las condiciones objetivas para actuar según su doctrina. Es decir, ellos siempre son los gurús de la manada y nunca se equivocan.
Y claro, estoy hasta las cejas de unos y de otros, porque se vuelve todo una gran tergiversación, en la que para los primeros tú tienes la culpa de cualquier cosa que ocurra y para los segundos es que no has sabido mantenerte firme en tus convicciones, que un día tendrán que informarme ellos de cuáles son, porque por lo visto me paso el día traicionando convicciones que estos iluminados deben haberme atribuido sin que yo lo sepa. Es decir, culpable, cómplice, contemplativo o traidor. Por mi parte, todos estos seres superiores se pueden ir yendo al mismo sitio a donde solía enviar a los cantamañanas Fernando Fernán Gómez.

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