El cantautor, poeta, humorista y vividor impenitente Facundo Cabral se encomendaba a su abuelo para decir que a nada tenía más miedo que a los pendejos, y aunque el abuelo era coronel afirmaba que es un frente imposible de cubrir, porque son muchos y cuando votan hasta eligen al presidente. La palabra pendejo aplicada a una persona tiene muchos matices en todo el ámbito de la lengua, pero en nuestro espacio podríamos hacerla equivaler a «persona que cree que lo sabe todo, que lo merece todo, que puede conseguirlo todo sin esfuerzo y por consiguiente minusvalora o incluso desprecia cualquier cosa que hagan los demás, y trata de hacer creer que si él o ella no lo ha hecho es porque no se lo ha propuesto, pero desde que se ponga lo hará y mejor que nadie». Larga definición, pero es que se trata de un especimen muy complejo. Por aquí no circulan los términos pendejo-pendeja, pero solemos usar algunas palabras que significan lo mismo, que empezaron por ser malsonantes y han derivado en graciosas; no son exactamente sinónimas, aunque todas son de las familias de las pendejadas y suelen tener distintos grados de estulticia, ignorancia, mala fe o cualquier otra característica. Me refiero a soplapollas, bobomierda (todo junto), pollaboba, «enterao», membrillo y muchas más, dependiendo de la zona, del grado o de la especialidad pendejal de la criatura, sin olvidar las ya muy aclimatadas importaciones peninsulares soplagaitas y gilipollas (las gente de orden suele usar gilipuertas, y en el colmo de la pendejada hacen un spanglish y dicen giligate). El caso es que están por todas partes, y a uno se le va acabando la paciencia porque, después de aguantar tanta pendejada trata de blindarse, porque, a estas alturas, mi cupo de papafritas y cantamañanas (otras palabritas del gremio) está completo.
Un comentario en “Cupo de papafritas y cantamañanas”
Deja un comentario
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.
En la época de la… «dictadura» oí un comentario que calificaba a España, no como una nación, sino una charca de ranas croando al mismo tiempo y que recibía una palo que las obligaban a callarse… Era el tema de una fábula del Sr. Samaniego. Por qué me invade mi sesera el tema? Es que al desaparecer el «palo» las ranas se enzarzan en el croar?