La verdad del porquero de Agamenón


zzzzzzzzzzzzzFoto1041.JPGHace unos días, y por sugerencia de un amigo, descubrí una frase de Bismark, el llamado «Canciller de Hierro» que consiguió la unificación alemana del siglo XIX (en el XX hubo otra). Suele decir otro amigo que «la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero», remitiéndose a Antonio Machado, que es quien hace escribir a su alter ego Juan de Mairena tal afirmación. Sobre esto se puede discutir, porque el propio Machado se rebate en el mismo texto diciendo que no es lo mismo contar la verdad vestido de turco que de occidental. Yo estoy (relativamente, claro) más con la primera de las afirmaciones. Bismarck nunca fue santo de mi devoción (ningún «iluminado» lo es), solía explayarse soltando bravuconadas, chascarrillos y sentencias de borracho. Y suele suceder -y ahora me apoyo en el refranero- que quien mucho habla mucho yerra, aunque como Machado me rebato deduciendo que, unas por dentro y otras por fuera, el que mucho habla alguna vez acierta. A Bismarck, que hablaba de todo a borbotones, un periodista le preguntó por España, que en aquellos momentos andaba por los inicios de la restauración canovista, y el autoritario alemán, dijo algo así: «España es el país más fuerte del mundo, lleva siglos intentado autodestruirse y no lo ha conseguido». PSOE, IU, PP, CIU, CC, y hasta el partido del Lucero del Alba, sean cristianos viejos, conversos bautizados o catecúmenos, no necesitan de nadie externo, son perfectamente capaces de dinamitarse solos. Esta vez, parece que el porquero de Agamenón decía la verdad; o lo que es lo mismo, que el inflexible, prepotente y antipático prusiano Otto Von Bismarck acertó; 135 años después, los hechos le dan la razón.

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