Creíamos que la culpa de todo la tenía Paulino Rivero; pero no, porque él dice que la cosa viene mal de Madrid. Rajoy me tiene confundido, porque primero dijo que el culpable universal per secula seculorum era Zapatero, y ahora parece que la culpabilidad se reparte entre inmigrantes voraces, revoltosos niños que demandan educación, enfermos manirrotos que consumen medicamentos porque son unos flojos, pymes y autónomos quejicas que lloriquean porque no hay financiación y les suben las cotizaciones, jubilados chupópteros que se creen que porque han trabajado cuarenta años tienen derecho a una pensión, y otras alimañas que están destruyendo las cuentas de resultados de los bancos y las grandes empresas. Ahora, el FMI dice que los recortes en España han sido excesivos, lo mismo que dijo el año pasado, y el anterior; comisarios europeos hablan de lo importante que es la incentivación del consumo, y hasta Obama se suele mostrar partidario de que haya mayor inversión estatal en los países del sur de Europa. Pero todo sigue igual, nadie mueve ficha, ni en Canarias, ni en Madrid, ni en Bruselas, ni en el FMI, y no hay decisiones reales sobre asuntos que están destruyendo nuestra forma de vida, mientras las grandes corporaciones siguen ganando mucho dinero y nos pasan por las narices que Amancio Ortega es uno de los tres hombres más ricos del mundo. Por si fuera poco, ahora se monta (o montan adrede, no sé muy bien) el lío de Ucrania, y aparecen en los telediarios los tanques rusos disparando (en maniobras, de momento), y no me tranquiliza que Estados Unidos se haya presentado en Kiev materializado en su Secretario de Estado con un cheque de mil millones de dólares. La UE, ha prometido (ya veremos cúándo y cómo) once mil millones más, y de momento ha convocado una reunión en la que seguramente se convocará otra… Ah, si, dice que va a enviar observadores a crimea. Bien.
Conclusión final: LA CULPA DE TODO LA TIENE PUTIN. Ya me decían de pequeño: «Los rusos son los malos, totorota, porque son ateos, comunistas y soviéticos». O sea, los del contubernio. ¿No se han fijado en que Putin tiene mirada masónica? Ya decía yo.
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