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Fundamentalismo excluyente

zzztrue[1].jpgLo que está sucediendo en este país no es preocupante, es alarmante. La única diferencia con la ola de fundamentalismo que arrasa Irán, Afganistán, Irak, Arabia Saudí, Rusia o Estados Unidos es que aquí todavía queda un resquicio para denunciarlo, aunque al paso que vamos no sé por cuanto tiempo. De repente, las fuerzas conservadoras (es una tibieza llamarlas así, mejor sería decir, reaccionarias) se han echado la camisa por fuera y atacan en tromba, como los equipos de fútbol que intentan impedir que el otro arme juego, y lo hacen de forma marrullera, dando leña, tirando en fuera de juego y con el árbitro a favor. No voy a describir con detalle el panorama social, laboral, educativo y de toda índole que se ha ido generando paso a paso en los últimos años. Pero es desolador, y el que no quiera verlo es porque está ciego o enganchado a la teta dominante. Y eso es lo que quieren, que nos bajemos los pantalones. Todos los avances que habíamos ido arañando en tres décadas muy duras pero muy esperanzadoras se están yendo al traste. Sólo falta que, por decreto, se vuelva a instaurar el Santo Oficio, si es que de alguna forma no existe ya. Al lado de estos, el Cid Campeador y el Capitán Trueno era unos liberales.

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No voy a decir una sola palabra sobre JFK

Que no, que hoy no quiero hablar de John Kennedy, es que ni siquiera voy a nombrarlo. Sí, ya sé que se cumplen 50 años de su asesinato, pero ya estoy cansado de que se armara un barullo mediático cuando se cumplieron 40, 30, 25, 20… Páginas y páginas de periódicos y revistas, horas de radio y televisión, programas especiales, suplementos y opiniones diversas. Estoy convencido de que nunca nos dirán exactamente qué pasó, porque entonces aceptarían que hemos descubierto el juego; si supiéramos con todo detalle quién lo mató, por qué y quienes estuvieron detrás y delante, quedaría al descubierto la verdadera zzzz.JPGnaturaleza del sistema, y se explicaría incluso lo que está sucediendo ahora mismo, porque Kennedy es solo un eslabón más de la cadena, como Patricio Lumumba, Moseñor Romero, Carrero Blanco (sí, sí, Carrero Blanco, que voló por los aires el día siguiente de que le pusiera pegas a Kissinger sobre las bases americanas en España). Nos aturdirán con cuestiones como la trayectria de los disparos, la teoría de la bala mágica, los amoríos innumerales del difunto hasta con la hermana del lucero del alba, casi siempre en terreno pantanoso: Ellen Rometsch (espía al servicio de la URSS), Pamela Turnure (secretaria de Jacky), Judith Campbell (dicen que enlace del Presidente con la mafia de Chicago), Jean Seberg, Angie Dickinson, Marlenne Dietrich… Ah, sí, y una rubia que tal vez hayan oído nombrar, llamada Norma Jean cuyo nombre de guerra era Marilyn. Y cada año el 22 de noviembre vuelven con lo mismo, pero nunca he sabido nada nuevo más allá de lo que se dijo en la tertulia vespertina de mi pueblo aquel mismo día. No me voy a dejar influir, estoy hasta el gorro del asesinato de John Kennedy y por eso hoy no pienso ni mencionarlo. Como decía Pascual Calabuig, pues no faltaba más.
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(La foto es del caserío canario donde estaba la tienda en la que los campesinos tertulianos del 22 de noviembre de 1963, seis horas después del atentado, dijeron más sobre el asesinato de Kennedy que la Comisión Warren, el fiscal de Nueva Orleans y la película de Oliver Stone, después de años y años, sesudos informes, arduas investigaciones y centenares de libros y artículos).