El diccionario de la RAE pone en la primera acepción de la palabra inocente «Libre de culpa», y en la tercera «Cándido, sin malicia, fácil de engañar». Aunque la advertencia de que hoy es Día de los Inocentes le reviente la fiesta a alguien, tengo que decir que, ateniéndonos estrictamente al diccionario, nos han gastado la inocentada más monumental que recuerdo. Por lo visto ellos han decidido que les valía la tercera acepción, que éramos fáciles de engañar, y yo me acojo a la primera: de todo lo que está pasando estamos libres de culpa. Por otra parte, nunca me han gustado las inocentadas; mucha gente se parte de risa cuando otro hace el ridículo, o se lleva una desilusión, pero eso me parece una sutil manifestación de la crueldad de la que es capaz el ser humano. Hacer ir a alguien a muchos kilómetros engañado o falsearle una llamada telefónica en la que se le dice que uno de sus grandes sueños se ha cumplido no me parece divertido, es cruel. Y ahora, creyendo que somos cándidos, nos dicen todo ese rollo de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, cuando lo que están haciendo es desmontar una sociedad que no trataba de enviar a la miseria a millones de personas. Recortan y con ello culpabilizan a los trabajadores públicos, pero que nadie olvide que los funcionarios son los que mantienen encendida la lumbre del Estado, gobierne quien gobierne. Con su debilitación lo que se pretende es redirigir las cosas a conveniencia de unos pocos. Ni una sola medida de las que se han tomado sirve para reactivar la economía, y en realidad no ahorran porque al inducir la parálisis de la actividad recaudan menos aunque suban los impuestos. Es de una evidencia tal, que no creo que lo hagan por torpeza, es deliberado y el fin que persiguen es inconfesable. Pretenden que sea una inocentada, pero no somos tan fáciles de engañar. Eso sí, somos inocentes, pero no tontos; ellos son voraces depredadores y quienes les sirven de correa de transmisión unos vulgares sicarios que finalmente también serán sacrificados. No se alarmen, todas esas palabras gruesas también vienen en el diccionario de la RAE.
2 opiniones en “Inocentes”
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Hay referencia al dia que Herodes mandó matar a los niños, a los que pensaba le iban a arrebatar el trono.
Pero mientras José dormia se le apareció un ángel que le dijo que huyera antes que fueran los soldados a matar a Jesús, y asi lo hicieron, lo que plantea Saramago es como José no avisó a alguna persona, hubieran salvado la vida esos Inocentes, pero no avisó ni el angel se lo dijo a nadie.
Dice En El Evangelio según Jesucristo que José nunca más volvió a dormir en paz, y Mria lo tranqulizaba, porque sabía que pesadillas acompañan a José después del episodio de los Santos Inocentes.
Lo que nunca entendí siendo más mayor como para celebraar ese dia se gastan bromas y se ponen muñequitos de papel.
La verdad es que somos unos Inoocentes cuando pensamos que todo va a cambiar, pero nadie nos avisa que huyamos.Para no caer bajo la espada de Rajoy.
Espero que no se lo lleve el viento.algo debo hacer mal , no me salen comentarios. Felices Fiestas!!
Con todos mis respetos para el extinto Saramago, de quien leí bastante en su dificilísma manera de escribir, hay que ser tonto para hacer una interpretación literal de los escritos bíblicos.
En esa obra que se relata, no me quedó nunca a distancia el luso de las supinas idioteces de J.J. Benítez. Aunque Dan Brown estaba por llegar.
Y la reacción de los reaccionarios, porque para qué comentar.
Si Jiménez del Oso llega a estar vivo a estas alturas, y con la «evolución» que tenemos hoy en día, habría protestado en la cumbre de Kyoto por el trabajo extra que tuvo que hacer la alpispa borrando huellas camino de Alejandría.
Si es que…