Principio del enemigo único

Cada día está más clara la técnica que está utilizando el gobierno de Rajoy, es exactamente, línea por línea, la diseñada por Joseph Goebbels, ministro de progaganda nazi, que estableció con mucho éxito que la fuente de todos los males de Alemania eran los judíos, y que Rajoy y sus voceros han trasladado a los empleados públicos. Es decir, hay que machacar a quienes cobran de los presupuestos, y con informaciones y medidas fragmentadas ir fomentando la ceencia general de que la ruina de este país no es culpa de banqueros irresponsables, políticos corruptos, empresarios paniaguados o grandes defraudadores fiscales; la culpa es de los trabajadores públicos, de manera que la palabra «funcionario» ya empieza a sonar como un insulto.
zz88888Foto0221.JPGY si no fíjense bien cómo se sigue al pie de la letra la estrategia de Goebbels, quien estableció su doctrina propagandística en sus famosos 11 principios que pueden resumirse en el primero de ellos: Principio de simplificación y del enemigo único, que consiste en individualizar al adversario en un único enemigo. Amparado en esta idea, establece una serie de pautas en los otros 10 principios, que aconsejan entre otras cosas constituir al adversario en una suma individualizada, cargar sobre él los propios errores, limitarse a un número pequeños conceptos y repetirlos incansablemente para que «una mentira mil veces repetida se convierte en verdad», lanzar argumentos fragmentados (medias verdades) siempre con el mismo concepto general, operar a partir de un sustrato preexistente, sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales, y así llegar a convencer a mucha gente de que piensa como todo el mundo, creando una falsa impresión de unanimidad.
Eso es lo que están haciendo con los empleados públicos, que ahora, cuando se ponen enfermos, aparte de que les costará dinero por el copago y la ambulancia, cobrarán solo el 50% de su salario. Y la gente aplaude porque se aprovecha ese sustrato de odios y mitologías populares (mucho han vivido los humoristas del chiste del funcionario); pero no se dan cuenta de que la creación de ese enemigo único conduce por un lado a la paralización de la economía y por otro a la destrucción del Estado, aparte de que infringe claramente los Derechos Humanos y es una advertencia para quienes se creen a salvo porque no cobran de los presupuestos (todo se andará). Si hay empleados públicos absentistas que caiga sobre ellos todo el peso de la ley, lo mismo que se sanciona a los conductores por conducir bajo los efectos del alcohol, y no a todo el que se pone al volante. La desidia de algunos funcionarios es muestra del escaso control laboral que durante años ha tenido la Administración, pero es un error suyo, y no pueden pagar ahora justos por pecadores. Pero está claro, ya se ha decretado que el enemigo único son los empleados públicos, que han arruinado a los banqueros irresponsables, a los políticos corruptos, a los empresarios paniaguados e incluso a los defraudadores al fisco, que presa del pánico por la taimada y perversa maldad de los funcionarios se llevan el dinero a paraísos fiscales para ponerlo a salvo de semejantes monstruos.
Mira por dónde, Joseph Goebbel ha encontrado en Rajoy y su gente unos alumnos muy aventajados.

Un comentario en “Principio del enemigo único”

  1. En un país de imbéciles, que se alinean y se alienan con meros juegos de pelota y se ilusionan con loterías que nunca tocan, la catarsis es imposible.
    Somos tan idiotas que seguimos, a la vez, a la Hermandad y al Partido; que gritamos, histéricos, contra y a favor.
    Nos damos miedo, porque no somos más que burros uncidos a la noria, capaces de matar porque imperen nuestros fanatismos, y lo sabemos.
    Recuerdo a Orwell:
    La guerra es la paz;
    la libertad es la esclavitud;
    la ignorancia es fuerza…
    El problema no es España, somos los españoles, los que quieren serlo y los que no. Goya tenía razón.

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