Cada 22 de noviembre se celebra el Día de la Música. La disculpa es Santa Cecilia, cuya historia proviene de ese difuso tiempo de los primeros siglos del cristianismo, pues no hay una versión clara sobre su patronazgo. Pero es importante que al menos un día al año nos paremos a pensar en la importancia que tiene la música en la vida y la cultura del ser humano. Desde las primeras manifestaciones humanas, la música ha estado presente como vehículo de expresión, fuese de alegría, tristeza o incluso invocación. El ritmo se hizo presente por diversos medios, con tambores, palmadas o inflexiones de la voz, y los sonidos más dispares aparecieron en cada una de las edades del hombre, empezando con las humildes caracolas marinas o las básicas flautas de caña hasta los más sofisticados instrumentos electrónicos, pasando por una evolución paralela al descubrimiento de nuevos materiales y al desarrollo del conocimiento. Y siempre, el instrumento más perfecto, la voz humana. A menudo no somos conscientes de la presencia que tiene la música en nuestras vidas, con significados sentimentales, sociales o rituales: cánticos religiosos, marchas circenses, música militar, himnos de toda índole, canciones infantiles y toda la música en sus distintas manifestaciones. Una canción, incluso aunque no sea gran cosa, puede llegar a conmocionarnos para bien o para mal porque nos traslada a un momento determinado de nuestra vida, y todos tenemos unas músicas personales aunque no las tengamos catalogadas, porque la música se mueve con el ritmo de los latidos de nuestro corazón. Magníficas son las composiciones de los grandes maestros, pero no hay que ir tan lejos, y cualquier musiquilla de aparente intranscendencia puede remover nuestro interior porque conecta con nuestra memoria. De ahí que la música sea tan determinante en la vida y un elemento fundamental de nuestra manera de ser (dime qué música escuchas y te diré quién eres).
9 opiniones en “Homenaje a la música”
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La música nos acompaña y todos tenemos la B.S.O. de nuestra vida en diferentes etapas, y es que la Música es un bálsamo para el alma.
Santa Lucía es patrona de la vista, creo. Pero los Suecos tienen ,sino me equivoco una fiesta en este Dia y Eligen a una Santa Lucia Su corona tenía velas se celebraba en la Casa Suecia, yo estaba en el coro y nuestra profesora era sueca, espero no confundirme de santa.
Yo soy ecléctica, me gusta Mozart, Debussy, Straus, pero tb Pink Floyd, Carol King, Leonard Cohen,Serrat,Cada tiempo tiene su música ,me puede gustar Fracois Hardy en los recuerdos, de niña y no sé por qué me gustaba Nat King Cole, Ansiedad, Los Rollings, The Beatles….no terminaría…Cierro con Wagner.
¡Boh! Quita lo que ahora llaman «latino», Hip hop, y deja todo lo demás. ¿Quién soy?
Eres un tipo como yo, al que no le gusta el ruido. Pero eso no quita para que a otros les emociona lo que a nosotros nos molesta.
¡Hombre, claro! ¡Qué me vas a decir a mí!
A mi bujé le gusta la salsa y la bachata. Yo vomito.
A mi hija mayor, el hip hop y el rap de todo tipo. Yo me asqueo.
A mi hija menor, el reguetón y músicas de tíos cabreados. Yo me indigno.
Pero al final, en medio de esos ruidos… ¡Yo me jodo!
Pues tú le spones «Across the Universe» de The Beatles, que es la mejor canción que conozco (para mí, claro) y que se aguanten.
http://www.youtube.com/watch?v=PN9n1bAahg4
La música es el más soportable de los ruidos, dicen que dijo en un momento de su vida, el Sr. de la mano en el pecho, conocido como Napoleón. Al detalle de su escrito que se refiere a la MUSICA como primera manifestación humana, y pensando en esa época, me imagino al grupo de hombres -calificado como neadertales, cromagnones, o primitivos o cómo prefiera- que terminando el día, del vuelta a la cueva hogar, con los compañeros de cacería, y las féminas que habían pasado el día, recogiendo hierbas, cuidando a los críos y demás faenas, como digo, reunidos en la cueva, alrededor del fuego, sin conversación porque los temas que se vivían eran pocos y ya manidos, un miembro de la tribu,se puso a tatarear sonidos y otro miembro al oirlo, con dos piedras, le acompañaba castañueandolas; otra u otro, se adaptó al tarareo del compañero y con el asentimiento de todos, callados, o solo oyentes, llegó un momento agradable de la reunión, interrumpido por otro miembro o compañero tribal que gritó: Hasta donde van a seguir con semejante majadería? A ver si se callan, que hay que dormir y mañana trabajar!.
Siguiendo el tiempo, algunos miembros del grupo, fueron ejecutando ideas, para corear o dar forma a los ruidos, como Ud. dice aparecieron las flautas, los tambores, las maracas, y el tipo de canciones. La MÚSICA tomaba cuerpo, en realidad, se convertía en una Autopista, con varias vías, por donde todos optaban por ir, y que los que permanecían en el arcén, llamaban folklórica, popular, clásica… aunque algunos conductores no seguían la vía elegida, sino que se intercalaban a la derecha o a la izquierda y, casi siempre, sin indicadores, mientras los oidores de la vía clásica se autodenominaban «melómanos» -¿porque los autores y oidores, usaban las manos, para revolverse el melón, y obtener y oir las partituras?- dando a esta vía,la configuración como diosa a la MÚSICA y olvidando que la vía popular, es la más importante de todas, -compruebe los adeptos a todas las vías y se dará cuenta que la popular es la expresión natural, tribal, de la música, para oir la clásica, hay que tener paciencia, retiro espiritual… muchas cosas, pero, siempre tengo el oido dispuesto a escuchar, y según el momento o el sentimiento que despierte, recordar lo que suena, porque, la verdad es, diga quién la diga o dijera, el más agradable de los ruidos. ¡Qué no son pocos los que hoy se oyen y, en todo momento! Oh, hasta han ideado un controlador de ruidos!
Hombre, por acabar la secuencia temporal que expone @Manolito, podríamos llegar a mi cuñao, que vive al lado de mi casa, cuando se pone a ensayar con las chácaras. Allí es cuando me cisco yo en la familia entera del tal Napoleón, ¿oyó?
Gracias por el vídeo. Por una parte, yo sigo prefiriendo «Hey Jude», pero por otra, ahí está una prueba contra todos esos idiotas que despotrican de The Beatles sin saber ni de qué hablan.
Y como dicen ellos: «Nothing’s gonna change my world».
A tu cuñao podrías regalarle para Reyes unas chácaras acolchadas.