De unos meses para acá, los viernes han sido temidos como la puerta que se abre chirriando en una película de terror. Llevan ya unos cuantos Consejos de Ministros anunciando lo que ellos llaman reformas, los sindicatos recortes y la sociedad desmantelamiento del Estado de Bienestar. Yo lo llamo golpe de estado por fascículos, y me baso en que se están cargando hasta los más pequeños derechos de los ciudadanos, como la atención sanitaria, el programa del sida o la ayuda a las dependencias. Y tan anchos.
Con una chulería que nunca pensé que pudiera exhibir, Mariano Rajoy volvía ayer a anunciar que los zarpazos de los viernes van a seguir. La pregunta es qué va a hacer ahora, si se ha cargado la educación, la sanidad, el poder adquisitivo de los empleados públicos, la posibilidad de estudiar una carrera universitaria a los menos pudientes y no sé cuántas cosas más; ¿qué va a reformar-recortar-destruir-ahora? Digo yo, que incluso para que los mercados sepan a qué atenerse deberían publicar ya todas las reformas y no tener al país en vilo. Además, tendrán que tocar algo de las rentas más altas y de los grandes propietarios, que es donde realmente se puede recaudar, porque con lo que suponen los diez mil millones para la sanidad y la educación, es calderilla en los grandes números, y si se mira hacia arriba los ceros se multiplican. ¿Se atreverá Rajoy a tocarle el dinero y las narices a los que más tienen? No creo que esa sea su idea, puesto que lo han puesto ahí precisamente para beneficiarse de la situación, y convertir en negocio lo que son derechos. La borrachera de poder de la mayoría absoluta es tan fuerte, que hasta los que votaron al PP empiezan a preguntarse si esta gente sabe lo que hace o es presa de una locura megalómana.
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.